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Amando de Miguel

El debate político real

José Moreno (Barcelona) critica acerbamente el uso de la expresión "genocidio cultural o lingüístico" para referirnos a la erosión del idioma castellano o español en la vida pública catalana. Puede ser una expresión exagerada pero no impropia.

León Zeldís (Israel) interpreta la degeneración de la lengua pública como el estadio avanzado por Orwell en su novela 1984. Concretamente, apunta a la convención de llamar "resistencia" al asesinato en masa de civiles o de considerar "fuerzas de liberación" a las bandas de asesinos. Don León se refiere al campo internacional, pero en España sabemos mucho de esa tendencia a la degradación del lenguaje público. En este rincón de las palabras se contienen numerosas ilustraciones de ese proceso.

Continúa vivo el concurso para encontrar una etiqueta justa a Zapatero, siempre con un pacífico aire de chanza. Dioni Villar (San Sebastián, Guipúzcoa) propone que el presidente del Gobierno sea designado como Largo Zapatero. Los libertarios recordarán la figura de Largo Caballero, el Lenin español de la época de la alpargata. Pues bien, Zapatero es el Largo en la época de las zapatillas deportivas.

José Moreno (Barcelona) critica acerbamente el uso de la expresión "genocidio cultural o lingüístico" para referirnos a la erosión del idioma castellano o español en la vida pública catalana. Puede ser una expresión exagerada pero no impropia. El genocidio es la "matanza sistemática de un grupo étnico, nacional o religioso". Puede haber también una "matanza" simbólica de un idioma, por ejemplo, el español en Filipinas a partir de su "independencia". Algo así se intenta con la "independencia" hodierna de Cataluña, solo que en este caso el español no se ve sustituido por el inglés. Todo se andará.

Diego López Ordóñez comenta el asunto de la bandera nacional. "¿Se ha dado usted cuenta de que hay multitud de edificios y vehículos [públicos] en los que la bandera de España ha sido sustituida por otra parecida en la que la franja gualda ─sonoro vocablo─ tiene la misma anchura que [cada una de] las dos rojas?". Así pues, se puede concluir que la bandera española no solo está ausente de muchos edificios y vehículos públicos, sino que, algunas veces, cuando está presente, se encuentra mal diseñada".

J. Diego (Segovia) llama la atención sobre un suceso político poco comentado. En la víspera del malhadado referéndum de Cataluña, tuvo lugar un acto conmemorativo en el Alcázar de Segovia. El general Alfredo Pardo de Santayana pronunció unas palabras y propuso un brindis por el Rey como garante de la unidad de España ante un posible riesgo de división territorial. El alcalde de la ciudad, el subdelegado del Gobierno y dos concejales socialistas abandonaron el acto en señal de protesta.

Me sumo a la estupefacción de mi comunicante. Por lo visto, brindar por el Rey y la unidad de España empieza a ser una conducta sospechosa. En un plano mucho más humilde doy cuenta de la decisión de un amigo mío de izar la bandera española en su chalé de Madrid con motivo del estatuto de Cataluña. La respuesta anónima de los vecinos ha sido la de llenarle de basuras la cancela del chalé. Al paso que vamos llegará un día en el que la ostentación de la bandera nacional sea un delito.

A propósito de ese incidente del prestigioso general Pardo de Santayana, Pedro Manuel Arauz se pregunta si se puede decir que es "el general más laureado del Ejército" o sería mejor decir "el más condecorado". La razón para la última opción sería que el general no tiene la Cruz Laureada de San Fernando. No creo que "laureado" se refiera a esa circunstancia de poseer la Laureada de San Fernando, indica que se ha recibido honores y condecoraciones. La familia de los Pardo de Santayana acumula todos los cursos, honores y condecoraciones posibles en el gremio militar.

José Mª Navia-Osorio (Oviedo), fiel corresponsal de esta seccioncilla, comenta el aciago resultado del estatuto de Cataluña, sobre el que los españoles no catalanes no hemos podido opinar. A partir de ahora, dice el asturiano, "los impuestos que no paguen los de Sabadell los tendremos que pagar en Oviedo y las inversiones que se garanticen para las autopistas de Cataluña no están garantizadas en Teruel. Por lo demás, el futuro que les espera a los catalanes no lo habría imaginado Orwell cuando estuvo en Barcelona durante la Guerra Civil. Lo siento por los votantes del PP y cuatro más, pero tienen lo que se han buscado".

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