Menú
Amando de Miguel

El descubrimiento del cero

Hace mil años, más o menos, los árabes introducían el cero en Europa a través de España. Tardó en aceptarse el revolucionario concepto que daba valor a la nada. Mil años después el éxito es rotundo. “Cero” es el grito con que se lanzan los cohetes al espacio después de contar hacia atrás. El “crecimiento cero” quiere decir que la economía no se mueve; no crece, vaya. El “déficit cero” en las cuentas del Estado significa que los gastos se acomodan a los ingresos. A unos les entusiasma esa medida y a otros les incomoda. Para ponderar la intransigencia respecto al mal, ahora se dice “tolerancia cero”, que parece más científico. ¿Cuál será la “tolerancia uno”? Para indicar que algo se produce al instante, inmediatamente, lo elegante es asegurar que el tal acontecimiento tiene lugar en el “minuto cero”.

Los árabes de Al Andalus no podían sospechar que nosotros íbamos a identificar la nada absoluta con “cero al cociente” o la nota más baja con “cero patatero”. “Doble cero” significa la máxima pureza. Las “cero horas” equivale al comienzo del día, después de las 12 de la noche anterior. Así podríamos seguir. El cero ha sido un éxito.

0
comentarios