Podrán discutirse las ventajas o inconvenientes de la actual corriente de inmigrantes extranjeros que viene a España. Si la concretamos en el grueso de los inmigrantes hispanoparlantes, el resultado es una bendición para el idioma común. En términos estadísticos el español hablado en España es sólo un dialecto de la generosa lengua que se utiliza en una veintena de países. A los españoles nos viene bien someternos a la fresca importación de nuevas variantes léxicas del tronco común. Muchas veces no se trata de barbarismos o neologismos sino de voces castizas, olvidadas por los hispanohablantes europeos. Resulta que las han conservado nuestros hermanos del otro lado del charco. Bienvenido sea ese viaje de retorno. Recordemos que el español se impuso, frente a las otras lenguas peninsulares, por la buena disposición para adoptar palabras del árabe. El inglés es ahora la lingua franca en toda el mundo por la facilidad que tiene de importar vocablos de todas las demás lenguas. En nuestro caso, el idioma común de los españoles actuales se puede enriquecer mucho con la aportación de os inmigrantes iberoamericanos. Hay que congratulase de ello.
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