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Amando de Miguel

El forajido bruselense

Es notorio que perpetró un crimen flagrante: atentar contra la Constitución.

Es notorio que perpetró un crimen flagrante: atentar contra la Constitución.
EFE

Ya se sabe que forajido se refiere al malhechor que anda huido de la Justicia. Ha habido algunos muy ilustres; por ejemplo, en Cataluña se puede recordar a Roque Guinart, inmortalizado en el Quijote. Más cerca tenemos al que fuera presidente de la Generalidad de Cataluña, el muy honorable Colina del Monte, acogido al asilo de Bruselas. Al huir de la Justicia, el hombre se ha cercenado a sí mismo el derecho a la presunción de inocencia y los privilegios inherentes a su antiguo cargo. Por cierto, en buena lógica la presunción de inocencia solo debe reservarse a jueces, fiscales y abogados dentro de la sala donde se tramita el juicio de un reo, injustamente llamado ahora investigado. La turbamulta de los que nos situamos fuera de esos estrados podemos opinar con entera libertad que una persona nos parece un delincuente.

En el caso del que fuera muy honorable presidente de la Generalidad, es notorio que perpetró un crimen flagrante: atentar contra la Constitución. No otra cosa fue proclamar la República de Cataluña con la mayor solemnidad. Es, además, un delito continuado, pues el ahora proscrito hace ostentación de volver a dar el golpe y, lógicamente, seguir en sus trece.

Por si alguien se escandalizara del juicio anterior, no tienen más que pensar en un precedente famoso, el de Al Capone en los Estados Unidos. Nadie se ofenderá si afirmo que fue un contumaz asesino en serie, por mucho que solo fuera condenado por fraude fiscal.

Otro principio jurídico que admite controversia es si las personas jurídicas o las organizaciones pueden ser sujetos de responsabilidad penal o política. Al menos, caben pocas dudas de que sí son responsables las personas que se hallan al frente de tales entidades. En el caso del muy honorable forajido bruselense, es claro que pertenece a la cúpula del partido político más corrupto de todos los que han medrado en la actual democracia española. Es el partido de los varios nombres, y no digo más. Solo recuerdo que ha gobernado medio convenciendo a los catalanes de que"España nos roba". Ya se sabe, cree el ladrón que todos son de su condición.

Por si fuera poco literaria la figura del proscrito bruselense, ha terminado por desempeñar el papel de lo que representó en su día el sebastianismo político en Portugal. Es decir, el rey Don Sebastián se había esfumado misteriosamente en la campaña de Marruecos, pero podía reaparecer de improviso para reconducir a sus fieles, poniendo paz en su reino. Se comprende que una fantasiosa situación como esa pueda ser acogida con mesiánico entusiasmo por parte de la hueste catalanista, hoy en desbandada.

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