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Amando de Miguel

El habla de las regiones

Este señor, sacerdote católico, se negó a oficiar una misa en español a unos portugueses que se lo pidieron porque entendían mejor el español que el catalán. "A mi en Burgos no me dirán una misa en catalán", fue su inteligentísimo argumento para negarse.

Miguel Serrano Avello (Barcelona) me cuenta su amistad de estudiante con un valenciano, Rafael Izquierdo. El abuelo de don Rafael, como presidente de la Diputación de Valencia, en 1909 empezó así un discurso: "Para ofrendar nuevas glorias a España". Esa frase se hizo famosa y constituyó el primer verso del himno a Valencia. Me disculpo del error de haber confundido ese himno con el famoso pasodoble "Valencia es la tierra de las flores..." El himno "Para ofrendar nuevas glorias a España" es de José Serrano, famoso autor zarzuelero ("La canción del olvido"). Me hace notar la confusión José Antonio Martínez Pons. Agradezco la precisión. Quizá pueda explicar así la duda que tiene Madol García Suárez al intentar adaptar la romanza que aquí transcribí a la música del verdadero himno de Valencia. La adaptación ha de hacerse a la música del pasodoble "Valencia es la tierra de las flores".

Gabino Fernández Baquero (Asturias) me proporciona una perla impagable. Es un artículo de Andrés Cárdenas en el Ideal de Granada (26 de agosto de 2006), divertidísimo, en el que se recogen los mil sentidos que pueden dar los granadinos a la palabra "polla". No es solo una voz obscena o una interjección, sino un comodín que sirve para un amplio repertorio de situaciones. Por lo general refuerza el sentimiento del hablante, sea de indignación, dejadez, hartura, admiración, desprecio, malestar y muchos otros. El carácter polisémico que tiene la palabreja se manifiesta muy bien en esta historia que cuenta el autor del artículo: "Es la anécdota de un antiguo alcalde de Motril que, cuando se enteró de que su equipo de gobierno estaba conspirando contra él, les dijo: Mirad, me he enterado que estáis de pollas, dejaros de pollas, vayamos a pollas. No tuvo que decir más, todo el mundo entendió de lo que estaba hablando y el mensaje final".

Fermín Civiac Llop (Huesca) da cuenta de un programa de la Cope Lleida en el que se entrevistaba a una autoridad relacionada con el turismo. "Le preguntaron si los catalanes viajaban mucho al exterior. No sé si el extranjero puede denominarse el exterior fuera del contexto del comercio internacional. El prohombre, como no cabía esperar menos, entendió exterior como el extranjero y el resto de España juntos, es decir, como la parte del mundo que no es Cataluña. Dijo: Los catalanes eee ummm aaa somos una zona que viajamos mucho por España y el extranjero […] Primero, efectivamente viajan por España los catalanes y los de mi pueblo también lo hacen. Es inevitable. Y segundo. Decir que los catalanes somos una zona… solo es explicable desde una mentalidad trabucada por la propaganda nacionalista que reivindica derechos para el territorio y no para los ciudadanos. De tal forma que el buen hombre acaba confundiendo a los catalanes con el territorio que ocupan".

Ferrán Camps i Plana se autodefine con gracia: "Soy de aquellas personas que odia lo que usted escribe, pero no por ello dejo de leerle [...] No mientan más [los de LD]. No digan más que el español está en retroceso en Cataluña". Para ser justos el español hablado no retrocede en Cataluña, pero es por la fuerza de los hechos, del mercado. Otra cosa es que los nacionalistas de todos los partidos de Cataluña se esfuercen por hacer que el español desaparezca del mapa escrito. Con su pan con tomate y pernil se lo coman.

Jorge Eixeres (Barcelona) opina de otra manera. "El castellano sufre una clara persecución en Cataluña. Cada vez está peor visto hablarlo y ya casi no figura en los programas educativos [...] Muchos adolescentes que han recibido su educación exclusivamente en catalán (normalmente en los centros privados más progres) no saben hablar castellano con un mínimo de fluidez. Y al escribirlo cometen tales faltas que leer sus escritos hace daño a la vista". Lo siento por Cataluña.

José Antonio Martínez Pons da cuenta de algún suceso de Mallorca digno de mención.

Este verano falleció el canónigo Pere Llabrés, relativamente joven, experto en liturgia y en arte. Yo le conocí hace muchos años y, rompiendo la tradición española de hablar bien de los muertos, diré que me pareció un cretinillo ilustrado. Bien, este señor, sacerdote católico, es decir, universal, se negó a oficiar una misa en español a unos portugueses que se lo pidieron porque entendían mejor el español que el catalán. "A mi en Burgos no me dirán una misa en catalán", fue su inteligentísimo argumento para negarse. Pienso que la estupidez es infinita, males como este se evitarían volviendo a la misa como decía Don Camilo el del Premio, "de culo y en latín" (es broma, a mi me da igual mientras quiten las guitarritas).

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