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Amando de Miguel

El horror de las palabras con mayúsculas

Me refiero a las que se refieren a las instituciones que promueven acciones políticas. Hay una tendencia a cambiar el nombre propio por un sustantivo. Así, el PSOE cede ante “los socialistas”. Por la misma razón se habla de los violentos, los etarras, los verdes, los radicales. Da la impresión de una generosa anarquía. No entiendo por qué la fobia a las organizaciones correspondientes. Esa fobia es compatible con la tendencia contraria, el abuso de las siglas. Pero esa es otra historia. Por ambos caminos opuestos se llega a lo mismo: la irresponsabilidad: no saber quién es el sujeto.

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