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Amando de Miguel

El mérito de un profesor está en sus alumnos

Es conocida mi posición contraria a la idea de los sindicatos como grupos de presión que poco tienen que ver con la defensa de los trabajadores. En este caso el trabajador soy yo.

Son numerosísimas y emocionantes las misivas que recibo con ocasión de la noticia sobre el rechazo de mi solicitud para el "emeritazgo" en la Complutense por parte de la Junta de la Facultad donde profeso. No puedo referirme a todas esas muestras de apoyo que recibo. Selecciono solo algunas con los argumentos más característicos. Son una maravillosa expresión de la solidaridad y del aprecio por el conocimiento.

Fidel Argudo Sánchez: "Quiero manifestarle a Vd. mi solidaridad hacia su persona y mi rechazo más rotundo para esa patada en sus posaderas de Vd. a todos los que admiramos sus muchos méritos para ser e-mérito [...] No han de salirse con la suya. Vd. seguirá enseñando por dondequiera que vaya". Añado: enseñando y aprendiendo. Esa facultad nadie me la puede quitar.

Salvador Moraleda escribe: "Si alguien de su ecuanimidad no es un profesor emérito, es que esa Facultad, más aún, esa Universidad no es digna de haber disfrutado durante tantos años de una persona como usted".

Juan Manuel Mazo (con quien colaboré en algunas aventuras profesionales) razona: "No hay nada mejor, en estos tiempos de desgracia colectiva, que situarse en el lugar adecuado, y tú lo llevas haciendo mucho tiempo. Por ello te felicito, y solo quiero que sepas que, a mi juicio, tienes merecimientos de sobra para ser considerado el primer emérito de la Universidad española".

Juan José Torrens (matemático, Universidad Pública de Navarra) me anima así: "Tenga por seguro que, aunque formalmente no pueda usted ostentar la condición de catedrático emérito, goza de ella a los ojos de los libertarios".

Mª Victoria Vallés Amores (vicerrectora de investigación, Universidad CEU Cardenal Herrera, Valencia) se explaya así: "Estamos con usted. Sabemos su categoría humana e intelectual. No hace falta que le nombren emérito de la Universidad. Para muchos usted ya lo es de facto".

Ángel Aponte manifiesta: "Quiero mostrarle mi apoyo y amistad ante la injusticia de la que ha sido objeto. Siempre nos quedarán sus libros y [los artículos de] LD".

Pedro Manuel Araúz Cimarra (Manzanares de La Mancha) comenta: "Somos muchos los que le admiramos desde los lejanos tiempos de 40 millones de españoles, 40 años después. Mi enhorabuena por tener la lucidez mental de la que carecen muchos de esos sectarios del claustro".

Atilano Pérez reitera la reacción de darme la enhorabuena, que también fue el comentario de algunos contertulios de la COPE: "Le doy la enhorabuena por la impurificación de que le han hecho objeto sus compañeros de Universidad [...] A ver si, a partir de ahora, se prodiga usted más en LD y en la COPE". Añado que también escribo regularmente en La Razóny en El Economista. Me gusta ese verbo impurificar, que es más fuerte que "contaminar".

Luis Argüello Álvarez se despacha así:

Pocos sociólogos habrá por ahí con equipaje intelectual parecido al suyo, de lo que sabrán sacar provecho sin duda las universidades privadas, dado que los "defensores" de nuestra Universidad pública –bien sabe Dios que lo siento, la Complutense es mi alma mater– se guían por criterios distintos de los de la excelencia académica.

María Galina García Maldonado, antigua alumna de la Complutense, emite este testimonio:

Me avergüenzo de que en la comunidad universitaria, en la que debería primar únicamente el saber y la transmisión del mismo, se valoren exclusivamente los carnets de los partidos políticos. Espero, por el bien de todos y especialmente de la Universidad española (la misma que hizo Doctor Honoris Causa a Carrillo, la misma que permanece callada ante los desmanes del Gobierno) que se rectifique y se le restituya a usted el puesto que por derecho le corresponde.

Jesús Corral Jubete sentencia:

La mediocridad y el fulanismo es lo que, por desgracia, se lleva ahora. No es usted políticamente correcto y eso es fundamental en estos tiempos de pensamiento único.

Blanca Ballesteros se excede cariñosamente en el elogio: "Permítame felicitarle por ser profesor emérito en todas las universidades, a pesar de que no le hayan nombrado en alguna".

Agustín Fuentes me consuela con una frase que solía decir Santiago Ramón y Cajal en los momentos de trifulcas académicas "los golpes no te hieren, te esculpen". La haré mía.

Benjamín Berdiales Fraga (antiguo alumno de la Complutense) emite este consolador augurio: "Espero sinceramente que, cuando cambie el rector de la Universidad (y cambiará, seguro) la primera decisión de su sustituto [sucesor] sea corregir este error y devolverle a usted (y a la Universidad, dicho sea de paso) el lugar que le corresponde". Simplemente añado que el rector actual todavía no se ha pronunciado sobre mi nombramiento. El rector actual debe su cargo al apoyo explícito de los sindicatos, circunstancia que se repite con alguno de los otros candidatos. Precisamente la presión para que mi Facultad se haya opuesto a mi nombramiento se debe en gran medida a la acción de los sindicatos. Es conocida mi posición contraria a la idea de los sindicatos como grupos de presión que poco tienen que ver con la defensa de los trabajadores. En este caso el trabajador soy yo.

Juan Díaz y López-Canti dictamina:

Si ser profesor es abrir ventanas a conocimientos nuevos, y esforzarse en que los alumnos superen no solo sus dificultades, sino al propio profesor. Es Vd. sin duda un magnifico docente, no emérito sino activo y bien activo.

José Sánchez Muñoz (alumno de Publicidad) me anima así:

Conservaré y releeré tus libros, que conservo con cariño y esperaré la aparición de los que sin duda, seguirás escribiendo.

Juan Llamas continúa con esos mismos términos halagadores: "Amando de Miguel es el sociólogo español por excelencia".

Amparo González (monja, paisana mía) me felicita por el asunto del emeritazgo y se alegra de que, como consecuencia, me vaya a enseñar a los Estados Unidos. Concluye: "Está claro. Pereruela, además de cacharros, exporta sabios". Apostillo: una especie de sabio con alma de cacharrero.

Adoración Nadal y Juan de Dios Luque (recientes amigos) concluyen:

Tú has quedado como un señor y ellos como lo que son. Por otra parte, si los estudiantes se lo pierden, ganamos tus lectores y oyentes, pues de seguro tendrás más tiempo para escribir y viajar.

Mariana Martínez Hernández (colega de la Complutense) me envía este billete:

La Universidad en la que enseño y muy a gusto desde hace muchos años, está presidida y dominada por la mediocridad y la mezquindad, causando el deterioro progresivo de la calidad universitaria. ¡Tú si que vales! Ahora si que eres para mí y para muchos más el emérito augusto.

Como puede verse, este rosario de testimonios resultan emocionantes. Son a la vez desahogos y alegatos contra los males de la Universidad española. Reitero que la postración del alma máter se debe mayormente a que su gestión se halla mediatizada por los sindicatos. Al menos ese es el caso de la Complutense.

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