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Amando de Miguel

El misterio de las palabras

Tengo para mí que la lenguatrapo de la ministra de Fomento resulta utilísima como disfraz o parapeto para que sobreviva el jefe del Gobierno a las posibles críticas.

Ignacio Frías redarguye que en el DRAE sí se contiene la acepción de "enervar" como "poner nervioso". Es así, pero sólo en su tercera acepción. Las dos primeras son todo lo contrario: "(1) debilitar, quitar las fuerzas. (2) debilitar la fuerza de las razones o los argumentos". Añado que, en la vigésima edición del DRAE, de 1984 solo existen esas dos acepciones. Lo de "poner nervioso" se añadió después porque estaba en la calle, aun con el significado opuesto al clásico. Enervare en latín es "quitar fuerzas". En el Diccionario de Autoridades se recoge ese uso clásico, aplicado metafóricamente a debilitar los argumentos del contrario. A lo que voy, ahora en el uso cotidiano significa lo opuesto.

Don Ignacio comenta que "enervar" en el lenguaje leguleyo, significa "dejar sin efecto una acción judicial. Por ejemplo, en el caso de un alquiler, si el inquilino no paga una mensualidad, al interponer una demanda de desalojo, puede enervar o dejar sin efecto la demanda pagando la cuota". Se entiende muy bien; es quitar el nervio de la cosa.

CHB recuerda las prácticas de la mili en Marina. A través del sonar, un punto brillante en la pantalla era un "posible submarino". Si el punto aumentaba de tamaño y se movía, pasaba a ser "probable submarino". Está muy claro, "probable" es algo más que un indicio o sospecha.

Javier Vicuña Ruiz me cuenta que 8 de cada 10 de sus alumnos adultos de Bachillerato ignoran lo que quiere decir INRI (= Jesús Nazareno Rey de los Judíos) o "inri" (= ridículo). Está todo dicho.

Miguel Merchán Palacios no está de acuerdo con mi interpretación de "cesar" como "dimitir". Don Miguel se basa en la interpretación del DRAE más que en la de Seco. Veamos su aplicación a una acción personal. DRAE: "dejar de desempeñar algún empleo o cargo. Dejar de hacer lo que se está haciendo". Seco: "dejar de desempeñar un empleo o cargo (coloquialmente destituir)".

Mi interpretación es que si uno deja de desempeñar un cargo es porque lo destituyen, porque dimite o por causa de fuerza mayor. Conviene precisar qué sentido conviene a la acción de cesar. Dado que en España las dimisiones son raras, incluso cuando se producen, se interpretan piadosamente como "ceses" en el sentido de destituciones o por causa de fuerza mayor.

Miguel Ángel Álvaro (Madrid) entiende correctamente que "cesar" en un cargo implica tanto dimitir como ser destituido. De lo que me quejo es que, en la práctica política actual, nunca se habla de destituciones sino de ceses. Realmente equivalen muchas veces a dimisiones inducidas. Es un ejemplo más de cómo la ambigüedad del lenguaje (en este caso político) resulta utilísima.

José Antonio Martínez Pons entiende que el verbo "cesar" y la situación del "cesante" (el que se quedaba sin empleo en el servicio público por un cambio de Gobierno) ya existían en el siglo XIX. A don José Antonio le hace gracia que "se exija la dimisión de un político cuando lo procedente es que se exigiera la destitución, cese o despido". "La dimisión encierra un punto de dignidad; si se exige ya es otra cosa". Entiendo que, precisamente por ello, se exige la dimisión, para ocultar el sambenito de una destitución. Sigue don José Antonio: "a mí no se me ocurriría pedir la dimisión de doña Maleni (= ministra de Fomento); la creo incapaz de un acto de dignidad. Simplemente que la destituyan, cesen o echen por inepta y maleducada y, por supuesto, sin que la consuelen con una sinecura, sino que vuelva a su puesto de funcionaria". Tengo para mí que la lenguatrapo de la ministra de Fomento resulta utilísima como disfraz o parapeto para que sobreviva el jefe del Gobierno a las posibles críticas.

Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) sostiene que no es necesario utilizar el galicismo "desapercibido" para decir "inadvertido" un término castizo para indicar algo en lo que no se repara u observa. De paso, don Jaime indica que las expresiones "caer en la cuenta" o "darse cuenta" (= percatarse de algo, comprender algo) la Real Academia las considera en desuso. No tengo yo esa idea. En España se utilizan con profusión.

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