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Amando de Miguel

El pecado de Pedro y de Pablo

A Pedro Sánchez y Pablo Manuel Iglesias, dos mediocres profesores, les mueve el resentimiento, no sé si de clase o académico.

A Pedro Sánchez y Pablo Manuel Iglesias, dos mediocres profesores, les mueve el resentimiento, no sé si de clase o académico.
EFE

Se agradece que los dirigentes políticos todos manifiesten una decidida vocación de servicio público. La tienen también muchos funcionarios y las muchas personas que se dedican a tareas altruistas, religiosas o seculares. No debe confundirse con su degeneración: un apetito desordenado de poder hasta extremos patológicos. Algo así es lo que ocurre con los prominentes padres de la patria Pedro Sánchez y Pablo Manuel Iglesias, dos mediocres profesores. A ambos se les nota demasiado la libido dominandi, las ganas de mandar sobre toda la nación a costa de lo que sea. Les mueve el resentimiento, no sé si de clase o académico.

Da la impresión de que esa concupiscencia del poder enajena a nuestros dos prohombres. Pablo Manuel declaró para la Historia: "Que Sánchez sea presidente es una sonrisa del destino que me tendrá que agradecer". Con una frase así ya ha ingresado en el diccionario de citas. La alusión al "destino" es un tic totalitario. El caudillo de Podemos fue consecuente con lo dicho y se fotografió con su equipo de fieles descamisados. Se adscribían ya a los ministerios que iban a reclamar. Él mismo se autotituló vicepresidente del Gobierno, sin ni siquiera consultar con el que se iba a postular como presidente. El cual no desautorizó la salida de pata de banco de su socio. El prematuro "Gabinete en la sombra" de la banda de Podemos constituye un hecho insólito en la crónica de las formas políticas.

Objetivamente, tanto Pedro como Pablo Manuel tenían todos los números de la suerte para formar el nuevo Gobierno. Puede que lo consigan, pero les ha perdido la desmesura, la libido dominandi. Dicho en latín queda más elegante, no parece un pecado o una enfermedad. Tarde o temprano terminarán por conseguir su férvido empeño, pero llegarán a la cúspide del poder con escasa legitimidad. Aunque pueda parecer extraño, la alianza del PSOE con Podemos, y no digamos con los separatistas, constituye un maridaje contra natura; podrá engendrar monstruos. Para Pablo Manuel todo "es posible".

Los socialistas más reconocidos se han situado últimamente en los antípodas del populismo totalitario y del separatismo. Si el PSOE pactara hasta el final con tales excrecencias sería porque, como digo, subordinaría todo al placer de mandar. Claro, que quizá nos encontremos ante un nuevo socialismo envasado al vacío. Sería la forma para que no se pudriera.

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