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Amando de Miguel

Errores, vacilaciones y rectificaciones

En efecto, resulta difícil saber lo que es un metro y, no digamos, un metro cúbico. En cambio, es más fácil colegir lo que significa un palmo o un paso.

Agradezco mucho la corrección fraterna que me envía Agustín Fuentes, siempre tan culto, sobre el monumento a Lucifer del Retiro. No es de Benlliure, como yo creía, sino de Ricardo Bellver. Tampoco es el monumento a los ángeles caídos, como yo suponía, sino literalmente al Demonio. La prueba es que se levantó precisamente en la cota 666, el signo de Lucifer según la Cábala. Tengo mis dudas sobre lo de la cota 666, pero está bien traído. Corregiré el error en el texto de la novela que estoy escribiendo sobre los ángeles.

Sigo recibiendo notas sobre la significación de SMS. Sí, ya sé que significa en inglés "Sistema de Mensajes Breves". Pero realmente, cuando decimos "envíame un SMS" no queremos decir "envíame un sistema de mensajes breves" sino un mensajillo. Me parece que hay un exceso de acrónimos en el lenguaje corriente. En los profesionales sanitarios ese rasgo es un tanto cómico.

Ramón Freire se muestra en desacuerdo con la equivalencia corriente entre un campo de fútbol y una hectárea como criterio corriente de medida de extensión. A mí me parece muy útil. Una hectárea es una abstracción y todo el mundo entiende la extensión que puede suponer un campo de fútbol. Supongo, además, que las medidas estrictas del campo de juego las adoptaron los ingleses hace siglo y medio y desde entonces no han cambiado.

Miguel Tuells (Ibiza) protesta del comentario que se hace en los telediarios de las emisiones de deuda pública como "éxitos de colocación". Estoy de acuerdo. La colocación de la deuda pública significa que debemos más dinero y que habrá que pagarlo con los intereses correspondientes. La culpa del error no la tienen los periodistas, sino el lenguaje oficial que se expresa en esos términos.

Félix Cano Sánchez me envía un largo correo para discrepar conmigo de mi interpretación ideológica sobre los perroflautas. Lo que ocurre es que, luego, punto por punto, estamos bastante acordes. Lo más curioso es que don Félix oyó ese término de "perroflautas" hace diez años. Lo decía un activista de movimientos más o menos radicales o anarquistas. Agradezco mucho esa corrección, pues yo estaba convencido de que era un término que acababa de entrar en la parla política. Don Félix define a los perroflautas como las personas que critican la sociedad, pero que pretenden vivir a costa de esa misma sociedad organizada , ya sea en forma de limosnas o de subvenciones. Está muy bien visto. Discrepa don Félix de mi observación de la "democracia con adjetivo" como una falsificación de la democracia. Acepto la enmienda. Fue una exageración retórica. En efecto, no es lo mismo la democracia de Pericles (para unos cuantos) que la de los federalistas norteamericanos (con esclavitud y sin partidos) que la actual (con partidos y sufragio verdaderamente universal). Lo que yo pretendía decir es que, en nuestro tiempo, las democracias populares, bolivarianas o populistas no son verdaderas democracias. Por lo mismo, dudo de que la "democracia real" de los perroflautas sea una forma auténtica de democracia.

José A. Martínez Pons discrepa de mi idea sobre la utilidad práctica del sistema métrico decimal. Algo de razón tiene el mallorquín. En efecto, resulta difícil saber lo que es un metro y, no digamos, un metro cúbico. En cambio, es más fácil colegir lo que significa un palmo o un paso. Un albañil con el que yo trabajé un tiempo me enseñó que un metro cúbico de tierra equivale a doce carretillas, y que una carretilla equivale a doce paladas. Las carretillas o las palas están hechas a la medida del hombre. Sin embargo, la ventaja del metro es que ya no hay "dos varas de medir". Todo es cuestión del grado de exactitud que necesitemos en nuestras precisiones. Al final me quedo con ese monumento a la razón que es el sistema métrico decimal.

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