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Amando de Miguel

Errores y réplicas

No está de acuerdo con mi alusión "tiene razón el del Rompido". Por lo visto debía haber dicho "de El Rompido". Sí, ya lo sé; pido perdón. Pero es molesto lo de "museo de El Prado", "fiestas de El Puerto de Santa María" o "cursos de El Escorial".

Insisto en que esta seccioncilla no es prescripitva. No se propone certificar lo que está bien o está mal dicho en español. Pero sí puede analizar la coherencia de lo que se dice y el modo de decirlo. Todos cometemos errores en el lenguaje; superarlos es aprender.

Mariano Bas Uribe me envía una regla para distinguir la forma "verbo + de que" de la de "verbo + que". La clave está en introducir la palabra "algo". Así, "pienso que…" (= pienso algo) o "advierto de que…" (= advierto de algo). En definitiva, imagino que (y no "de que") se trata de aplicar el oído. No es una regla muy precisa, pero funciona.

Respecto a los leísmos, laísmos y loísmos, don Mariano propone otro truco: utilizar le o les cuando se refiere a personas y la, lo, las, los, cuando se habla de cosas. Francamente, me parece que esa regla confunde más que aclara. Ya he dicho muchas veces que no intento ser prescriptivo. Lo que destaco es que, al paso que vamos, en España seremos cada vez más leístas; vamos siéndolo cada vez más. En cuyo caso el español de España se va a alejar un poco más del español transatlántico.

Ramón Freire Martín no está de acuerdo con mi alusión "tiene razón el del Rompido". Por lo visto debía haber dicho "de El Rompido". Sí, ya lo sé; pido perdón. Pero es molesto lo de "museo de El Prado", "fiestas de El Puerto de Santa María" o "cursos de El Escorial". Creo que no pasa nada si, en atención a la comodidad fonética, prescindimos en esos casos del artículo. Por lo menos en el lenguaje oral decimos todos "museo del Prado" o "fiestas del Puerto de Santa María". Por una parecida razón decimos, e incluso escribimos, "del" y no "de el". Pero, en fin, estoy tan satisfecho con las aportaciones de don Ramón que, en adelante, será "el corresponsal de El Rompido". Claro que, por la bajini, seguiré pensando que es "Ramón, el del Rompido".

Carlos Pedraz Calvo recoge una frase mía: "Diego transmite una historia que se cuenta como verdadera, pero que él no puede certificar su validez". Opina don Carlos que mejor hubiera estado: "… transmite una historia que se cuenta como verdadera, cuya validez él no puede certificar". La enmienda está muy bien hecha. Dicho lo cuyo, me callo; según frase castiza.

Germán Betancort Jiménez (Arucas, Gran Canaria) critica la locución "en olor de multitudes" (= con entusiasmo popular) que emplea un titular de LD. No sé por qué hay que alarmarse por esa forma de hablar, tan corriente. Bien es verdad que el origen de esa locución es un tanto espurio. La metáfora original es "en olor de santidad" porque la tradición dice que algunos santos demuestran su categoría cuando se mueran y sus cuerpos se resisten a la putrefacción. ¿Para qué un proceso de canonización en esos casos de evidente santidad? La misma metáfora se puede extender a "en olor de multitudes" cuando determinados personajes, actos o símbolos políticos provocan el inmediato entusiasmo popular. La expresión se presta a la ironía. En ella puede esconderse el sentido de que la reunión de mucha gente suele emitir un olor particularmente agrio.

Mario Lerner (Gualeguychó, Argentina; hermano de Jaime, habitual de esta seccioncilla) se refiere al "conmigo o sinmigo" que espetó en un discurso un ex presidente argentino, "que desgraciadamente no se puede nombrar" por ser gafe. Habrá que recordar aquella copla que empieza: "Ni contigo ni sin ti / tienen mis penas remedio / contigo porque me matas / sin ti porque me muero". Y luego dicen que los españoles somos alegres.

Manuel Mateos critica la expresión, dicha repetidamente en Madrid: "El Ayuntamiento licita obras de…". Tiene razón don Manuel. Licitar es tanto como ofrecer precio en una subasta. El Ayuntamiento saca a subasta o a licitación determinadas obras. Las empresas licitan, esto es, ofrecen precio y determinadas garantías para tratar de llevarse las obras.

Marcel Montes (Argentina) me señala el error de llamar "valor añadido" en las siglas IVA, que significan "impuesto al valor agregado". Será en la Argentina. En España IVA es el "impuesto sobre el valor añadido". La idea es que, con cada nueva transacción mercantil, se añade una porción más del valor final del producto. En inglés es value added tax. Lo de "agregado" es otra cosa. Bien es verdad que los verbos añadir y agregar están emparentados.

Salvador Viñas Serra anota este titular de LD: "Rubalcaba estudia denunciar al diario El Mundo...". Comenta: "Me permito pedirle que usted le sugiera a los redactores de LD que usen el verbo estudiar con propiedad y no como en ese titular". Pues no voy a sugerirles nada. El verbo estudiar significa también, según el DEA, "observar detenidamente algo o a alguien para conocerlo o comprenderlo", o también "pensar detenidamente sobre algo a fin de decidir o actuar". Cualquiera de los dos significados da pleno sentido al titular de marras.

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