Véase la curiosa plástica de los actos públicos, “eventos” que ahora dicen, contraviniendo el diccionario. El diseño se repite: una mesa con varios actores y, ante ellos, el público. No termina ahí. El verdadero público es el de la televisión o los que van a ver después el vídeo del acto. En cuyo caso los de la mesa resultan cegados por los focos. Todo a favor de las cámaras de televisión. Si el acto supone la intervención de algún famoso, entre la mesa y el público se interpone la turba fotográfica. La cual hace opaca la mesa al público paciente.
Todos los derechos reservados
!-->