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Amando de Miguel

Felicitaciones y eutrapelias

El de Friburgo aprovecha la ocasión para rebelarse con el apego que manifiestan los políticos por la palabra ciudadanía por no decir "ciudadanos y ciudadanas". Razón tiene mi comunicante. Es más, lo que no quieren decir es "españoles".

Por falta de espacio y por un poco de pudor, dejo aquí por contestar los numerosos emilillos que me llegan felicitándome por estos parvos comentarios. Recojo uno en nombre de tantos otros. Es el de Beatriz Lucio López. Me sigue en la COPE y supongo que en La Razón. Respecto a LD dice que "le ha salvado". Pues bienvenida sea al club. Resulta emocionante recibir misivas tan cariñosas. Compensan ampliamente de los desprecios.
 
En una línea parecida, Jesús Miguel González me escribe con ánimos "para contrarrestar" el efecto de los corresponsales que se meten conmigo. A decir verdad, son pocos los que "se meten conmigo". Los selecciono y hasta los mimo porque me dan pie a establecer esta especie de diálogo o "multílogo" virtual. Agradezco mucho también a las personas que me llevan la contraria y me hacen pensar.
 
Es increíble la facundia poética de los colaboradores de esta seccioncilla. Decía yo lo difícil que era hacer un soneto con euro y carcaj, voces que apenas tienen otras para que rimen en consonante. Pues bien, recibo nada menos que dos sonetos con euro y carcaj, respectivamente de José Aguilar (el famoso Fray Josepho) y de Luis Alfonso Rodríguez de Trío y Pérez. Otro día, si me queda espacio, incluyo los dos sonetos, que, además, tienen variantes. Lo de carcaj es un divertido juego que mantengo con Alfonso Ussía desde hace mucho tiempo. Se trata de buscar consonantes en jota. Por ejemplo, herraj (cisco de los huesos de aceituna). Fray Josepho aporta borraj (una especie de ácido bórico natural). Hagan juego, señores.
 
Algunos comunicantes me dan pistas o sugerencias interesantes, pero insisten en que no debo citar sus nombres. Por lo general, no suelo comentar los anónimos. Sin embargo, me extraña esa curiosa forma de anonimato que consiste en dar el nombre, pero con el ruego de que no me refiera a esas tímidas personas. En la mayor parte de los casos son mujeres. Misterios.
 
Son muchos los lectores que asimilan estos escritos a los de Lázaro Carreter, de celebrada memoria. Por ejemplo, Luis María Centeno (Friburgo, Alemania). Agradezco la comparanza, pero hay grandes diferencias entre esta seccioncilla y los formidables "dardos" de Lázaro Carreter. Yo no soy prescriptor de la lengua, solo un amante de la misma. Yo no escribo solo de cuestiones lingüísticas, de las que el académico era un maestro. Lázaro Carreter era más bien sociata; yo me tengo por pepero, aunque me parece que ninguno de los dos podríamos pasar por fanáticos, ni siquiera por militantes. Pero lo fundamental es que en mis escritos hay yerros y vacilaciones, frente a la indiscutida autoridad de Lázaro Carreter.
 
El de Friburgo aprovecha la ocasión para rebelarse con el apego que manifiestan los políticos por la palabraciudadaníapor no decir "ciudadanos y ciudadanas". Razón tiene mi comunicante. Es más, lo que no quieren decir es "españoles". Muchos suponen, ingenuamente, que, si se dice "españoles", se excluye a las mujeres de España. Qué estupidez. De ahí que se recurra a la abstracción de la "ciudadanía" o esa bobada de "ciudadanos y ciudadanas". Por lo mismo ahora se tiende a decir elalumnadoo elfuncionariadopara no tener que referirse a los alumnos o a los funcionarios. La tontería siempre tuvo un gran aprecio.

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