Algunos comentaristas españoles han protestado en nombre de los indios norteamericanos, porque los miembros del comando que acabó con la vida de Ibn Laden gritaran: "¡Gerónimo!". La protesta no tiene ni pies ni cabeza, es solo producto de la ignorancia. Todos los ejércitos del mundo ostentan algún grito de guerra. Por ejemplo, "¡Santiago y cierra España!". En ese caso "cierra" equivale a "ataca". Lejos de ser un insulto a los indios apaches, el grito de "¡Gerónimo!" es un homenaje a esa brava tribu. A finales del siglo XIX, el caudillo de los apaches, Gerónimo (que hablaba español), se escapó de una emboscada que le habían tendido las tropas federales al grito de "¡Gerónimo!". Fue al tiempo que picó su caballo para que descendiera por un barranco casi vertical. Ningún soldado norteamericano se atrevió a seguirlo, dado el riesgo de la increíble maniobra.
El famosos grito fue copiado por las tropas paracaidistas en la invasión de África del Norte en 1942. Muchos de esos valientes paracaidistas eran indios norteamericanos. Ellos empezaron a dar el grito de "¡Gerónimo!" cuando daban el salto desde los aviones. Ese grito ha sido adoptado después por las unidades especiales, como la que acabó con la vida de Ibn Laden. Todavía hoy, en la vida social norteamericana, la exclamación de "¡Gerónimo!" equivale a una sorpresa agradable cuando se saluda a un amigo. Nadie piensa que es una ofensa a los bravos apaches; todo lo contrario. Por cierto, el tal Gerónimo siempre se escribió con <G>.
La vida pública española está llena de contrasentidos. Me escribe Fernando Fermín Calamita, ex juez, quien ha sido expulsado de la carrera judicial por haberse negado a reconocer el derecho que tiene una pareja de lesbianas a adoptar a un menor. Me parece un castigo injusto, sobre todo si tenemos en cuenta que hay jueces del más alto tribunal (el Constitucional) que apoyan a los terroristas. Que no se me diga que eso es una calumnia, porque yo creo que los apoyan. Y conmigo, millones de españoles. No creo que nos puedan procesar a todos por desacato.
Se me dirá que, en todo caso, los jueces felones a los que me refiero incurren solo en "responsabilidad política". Estoy con Agustín Fuentes, para quien la "responsabilidad política" es solo una forma edulcorada de hablar, un eufemismo. Para el de Valencia, la responsabilidad verdadera es siempre penal. La única responsabilidad política es la que aplican los votantes en los comicios. Cito a don Agustín: "La exigencia de responsabilidad política entre pares que comparten el mismo contubernio es simple teatro". Pues eso.
Para acabar con el derroche del erario, SPde Miguel propone algunas drásticas medidas: eliminar el Senado, la pensión vitalicia de los diputados y demás, los coches oficiales, los diplomáticos (excepto un embajador y un cónsul en cada país). Puede que la propuesta suene radical, pero expresa bien el estado de cabreo que tenemos millones de españoles a la hora de hacer este mes la declaración de la renta. Añado que, puestos a recortar los gastos diplomáticos, no estaría mal que hubiera un solo Cuerpo Diplomático para toda la Unión Europea. De paso, se podrían anular las "embajadas" de las mal llamadas comunidades autónomas. La única comunidad autónoma es la española.