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Amando de Miguel

Gramática divertida

"Estoy hasta el mono de artimanas que siembran la cizana en Espana con verdadera sana".

Estoy un poco arrepentido de haber propuesto el juego de las frases con "no es lo mismo". Efectivamente, me han llegado muchos ejemplos, pero casi todos procaces o de humor chocarrero de colegio. Habrá que buscar algún otro juego lingüístico menos pueril. Puede ser también que esté yo perdiendo sentido del humor. Bien que lo siento.

Lo anterior no quita para que el asunto gramatical no sea muy divertido a veces. Ya sabemos que el humor parte de la polisemia de las palabras y la sorpresa que eso crea. Julio Iglesias de Ussel me envía este suceso escolar. Se plantea en la clase cómo se debe decir, computador o computadora. El profesor divide la clase en dos grupos, los chicos y las chicas, para que deliberen. El grupo de los chicos acuerda que se debe decir computadora por cuatro razones: 1) no se entiende su lógica interna; 2) el idioma nativo de las computadoras resulta ininteligible para los usuarios; 3) los errores, hasta los más pequeños, se guardan en su memoria; 4) el usuario se gasta un dineral en accesorios para la computadora. El grupo de las chicas concluye que se debe decir computador, en masculino, por cuatro razones: 1) para hacer algo con ellos hay que encenderlos; 2) almacenan muchos datos, pero son incapaces de pensar; 3) se supone que están para resolver problemas, pero ellos mismos son un problema; 4) siempre hay otro modelo mejor del que usted tiene. Don Julio propone que intervengamos todos en el debate. Podríamos debatir sobre una alternativa parecida: ¿es "el internet" o "la internet"?

Gloria Doblado (desde Puerto Rico) me consulta, alarmada, sobre el rumor de que va a desaparecer la letra ñ. "Cono, cono, algo había oído sobre esa patrana. Estoy hasta el mono de artimanas que siembran la cizana en Espana con verdadera sana" (sic para el corrector de Libertad Digital).

Guillermo Cuevas sostiene que el verbo ir debería elevarse a verbo auxiliar con el mismo derecho que ser o hacer. Su tesis es que la función de ir, en "voy a...", es una especie de futuro, equivalente a los ingleses shall y will. No estoy muy convencido, o por lo menos pondría algún matiz. El will inglés es un auxiliar para un futuro cierto. "I will return" (o quizá fuera "I shall return"), es decir "volveré" de manera enfática, que dijo McArthur en Filipinas. Y volvió, claro. El "voy a..." en castellano indica más bien una acción ya empezada, que en inglés se hace con el gerundio. Por ejemplo, "train is departing", dice el altavoz de la estación de tren para indicar que el tren se pone en marcha. En español sería: "El tren va a salir inmediatamente". Si tu madre te llama para que vayas en seguida, le dices "Ya voy". En inglés sería "I'm coming" (= estoy yendo; realmente viniendo). Esa sustitución de ir por venir la hacen también los catalanes. A los castellanoparlantes nos hace mucha gracia. No es lo mismo ir que venir, quitar que sacar (por ejemplo, el sombrero).

José Luis García Valdecantos me cita el caso del que oyó el verso de Ruben Darío: "Que púberes canéforas te ofrenden el acanto". El hombre comentó sincero: "Solo he entendido que". Es lo que se llama modernismo, con su regusto por las esdrújulas, tan raras como sonoras. Nada como las "ínclitas razas ubérrimas" de la "Salutación del optimista", del mismo autor. En unos pocos versos más se añaden estas otras esdrújulas: espíritus, ámbitos, mágicas, pandórica, súbito, talismánica. Por cierto, ahora caigo de dónde viene la moda de ámbito, que tanto adoran los politiqueses. Lástima que Rubén Darío sea solo para ellos una estación del metro madrileño.

En España

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