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Amando de Miguel

Guioncitos rompedores

No ha cundido la fórmula de completar las líneas con palabras completas. Preferimos ajustar los márgenes a ambos lados, de tal forma que tenemos que partir algunos vocablos. La norma primera es la de partirlos por sus sílabas. Me escribe P. R. Aznar con una antología de textos periodísticos en los que se rompen las sílabas caprichosamente a la hora de separar palabras al final de las líneas. Los lectores pueden aportar mil ejemplos más. No entiendo cómo, en la época de los ordenadores, no se ajustan las líneas a unas normas que son sencillísimas.

Sobre el particular me llega otra carta de José Sánchez Vela, a quien supongo veterano tipógrafo, esa honrosa estirpe. Me recuerda que, aun cumpliendo la norma gramatical, la norma tipográfica es más estricta a la hora de la partición de sílabas. El principio es que, si al separar la voz, se reproduce una palabra malsonante, el guioncito debe ponerse en otra sílaba. Por ejemplo, sa-cerdote, disi-mula, dis-puta. También está feo separar así: a-nalfabeto, a-novulatorio. Claro que es peor poner ano-vulatorio.


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