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Amando de Miguel

Hablas regionales

Acabo de regresar de mi tierra, Mallorca, víctima de la inmersión lingüística. Se obliga a rotular, so pena de multa, los nombres de tiendas en catalán, pero debajo se escribe rebajas sin ningún pudor.

Citaba yo aquí un divertido texto enviado por un libertario con el título de "Desde que las insignias se llaman pins". Francisco Javier Capitán se apresura a precisar que se trata de un artículo original del escritor Julio Llamazares, a quien yo aprecio como se merece. Rectifico el error, aunque no creo que haya habido ningún intento de apropiación intelectual. Simplemente esto de reproducir textos de otros es un coste internético más. Al hilo de su protesta, don Francisco Javier me envía dos deliciosos artículos suyos sobre el "habla de Jarotilandia". Jarotes son los habitantes de Villanueva de la Jara (ahora de Córdoba), del valle de Los Pedroches. Se puede considerar una interesante frontera lingüística entre el manchego y el andaluz. Algunos de los términos recogidos por don Francisco Javier se refieren a la cocina. Así:

  • migas tostás (= pan, agua, sal, aceite, ajo y pimentón).
  • chanfaina (= guiso de carne, morcilla o asadura de cerdo con su salsa correspondiente).
  • torreznos (= tocino frito).
  • morcilla (= tripa de cerdo rellena de sangre cocida condimentada con cebolla, arroz y otros ingredientes).
  • frangollero (= chapucero).
  • tanganillo (= vaso de vino).
  • empotejío (= disgustado).
  • bichear (= observar).
  • fuéllaga (= huella del pie en la tierra).
  • ralengo (= personas callejeras).
  • zorollo (= tierno, blando; aplicado a un adolescente).
  • galgo (= goloso).

Pedro Martínez, el Tío Pere (La Vall d’Uxó, Castellón) recuerda algunas expresiones típicas del pueblo de sus padres en Albacete:

  • garranchazo (= arañazo).
  • ¡ea! (= interjección de uso general).
  • guacho (= muchacho).
  • vide (= vi, del verbo ver).
  • aucar (= abuchear).

Animo al Tío Pere a que prosiga su actual empeño, que es el de una historia de motes populares con el origen correspondiente. Espero que envíe a este corralillo alguna primicia.

José Antonio Martínez Pons me comunica consternado: "Acabo de regresar de mi tierra, Mallorca, víctima de la inmersión lingüística. Se obliga a rotular, so pena de multa, los nombres de tiendas en catalán, pero debajo se escribe rebajas sin ningún pudor y el dependiente habla el castellano casi sin acento o con acento de Graná. Hasta los autobuses urbanos dan los avisos en castellano. En la calle la lengua vehicular es el castellano. Sin embargo, cuatro clérigos y tres políticos se empecinan en utilizar los mismos métodos que, según ellos, empleó el franquismo contra el mallorquín […] Siento profunda tristeza porque amo por igual mis dos lenguas, castellano y mallorquín, y el mallorquín se está muriendo pese a los esfuerzos de los intelectuales arriba citados. Como muy bien sabe usted, cuando una especie necesita ser protegida es que está en vías de extinción". Añado lo ya sabido, que en Baleares gobierna el PP.

José María Navia-Osorio (sénior, para distinguirlo de su sobrino, homónimo) certifica que "en Asturias solo hay tres personas que se atreven a decir que la cooficialidad del bable nos va a perjudicar y que es preferible estudiar inglés. A saber, Sabino Fernández Campo, Juan Velarde y el distinguido corresponsal". Se queja don José María de los desmanes que perpetra la comisión de toponimia. Así el pueblo de Celles (uno de los apellidos de nuestro corresponsal) ahora se denomina Ceis. Siempre he admirado tanto a Sabino Fernández Campo como a Juan Velarde. Ahora se añade a mi admiración José María Navia-Osorio.

Se maravilla don José María de que algunas expresiones tenidas por asturianas también sean comunes en Zamora. Por ejemplo, marcharse como sinónimo de irse. Supone don José María que, hace mil años, la zona de Zamora se repobló con asturianos. Añado el dato de que a Leopoldo Alas, Clarín, "lo nacieron" en Zamora. Ahora comprendo por dónde vamos a reivindicar los zamoranos la salida al mar.

José Vázquez Montero (Ávila, gallego de nación) sostiene que la interjección "¡y tanto!" no es un catalanismo, puesto que él también la usa. Del mismo modo, el verbo marcharse en lugar de "irse" también se utiliza en Galicia. No lo dudo. En este rinconcillo de las palabras se ha documentado repetidas veces que algunos regionalismos lo son de distintas regiones españolas. Aun así, a mí el "¡y tanto!", para apoyar lo que dice el interlocutor, es una expresión que asocio a Cataluña. Lo cual no obsta para reconocer que se utiliza en otras partes de España. Supongo que en América tampoco será desusada.

Gerardo García García (Valladolid), natural de Medina del Campo y casado con una bilbaína, aporta algunas precisiones sobre el habla regional de Castilla, del País Vasco y de Navarra. La verdad es que esta encuesta dialectológica (si se puede decir así) que espontáneamente ofrecen los libertarios nos puede venir muy bien para reconstruir el idioma español. Asegura don Gerardo que su madre, residente en Medina del Campo, hablaba de judías verdes cuando iba a la compra. En el País Vasco son vainas. El pescado lo compraba en la pescadería, cuyo dueño era el pescatero. En Madrid recuerda una carnecería en la plaza de la Ópera.

Don Gerardo acopia algunas voces de distintas regiones: por ejemplo,copete(el borde de un recipiente), oído en Medina y en Madrid. En Castro-Urdialescaronchaes la vaina de la alubia sin pelar. En Pamplona dicen "¿a cuántos estamos?", lo que equivale a preguntar qué día es hoy. En Bilbao y Castro-Urdiales dicen "no tiene colorochandrío" para indicar que algo es incomparable. También dicenestoy cansopor "harto" o vulgarmente "hasta los cojones". En la zona de Medina dicenfiemopara el estiércol. Lostitosson los huesos de aceituna y también los altramuces.Baldragasozaborrase dicen a los vagos o descuidados. En Bilbao y Castro-Urdiales dicenvendejaa la mercancía que bajan las aldeanas de los caseríos. Espero que muchos lectores de otras partes de España se encuentren a gusto con algunos de los regionalismos recogidos por don Gerardo. Acabaremos haciendo el Atlas Lingüístico Libertario, o quizá sea el Tesoro Digital.

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