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Amando de Miguel

Hablas regionales

Tanto el castellano como el catalán, el vasco o el gallego, son idiomas vernáculos de España. Lo cual no es decir mucho. Todos esos idiomas pueden nacer en unos pequeños valles, pero unos se expanden más que otros.

Raquel C. Cañellas (Barcelona) encuentra sorprendentes unas declaraciones del teniente alcalde de Barcelona, Jordi Portabella (ERC), en las que califica al idioma catalán como "lengua vernácula de Barcelona". Doña Raquel arguye que el catalán surgió en los valles pirenaicos del entorno de Andorra. Precisa: "En nuestra ciudad [Barcelona], desde hace siglos, se hablan dos lenguas: una venida a través de Aragón, la lengua española, utilizada por los condes de Barcelona desde el siglo XIII y otra, venida de Andorra, utilizada en nuestra ciudad desde el siglo XII. Ninguna de las dos es vernácula de Barcelona en el sentido de haber nacido en ella, y ninguna de las dos debería ser tratada como lengua de fuera, porque o lo son las dos o no lo es ninguna".

No entro ni salgo en la polémica. La calificación de vernácula para una lengua, en el sentido de la que es originaria de un lugar, carece de mucho sentido. Es absurdo señalar como vernácula la lengua castellana para un burgalés, un vasco o un riojano, pero como importada para un segoviano. El término vernáculo (referido a un idioma) ha dejado de utilizarse en lingüística. Por ejemplo, en el Diccionario de Lingüística de la Escuela Española (la fundada por Menéndez Pidal), de Francisco Abad, no figura el término vernáculo. Originariamente, vernáculo es lo nacido o criado en casa, como un esclavo, un animal doméstico. Todo depende de la amplitud que le demos al término "doméstico". Por ejemplo, tanto el castellano como el catalán, el vasco o el gallego, son idiomas vernáculos de España. Lo cual no es decir mucho. Todos esos idiomas pueden nacer en unos pequeños valles, pero unos se expanden más que otros.

Antonio Olea Casas (Bueu, Pontevedra) comenta los sentidos cambiados de quitar y sacar. Añade que en Galicia también se utiliza mucho lo de "sacar" en el sentido de "quitar". Por ejemplo, el médico dice al paciente: "sáquese la camisa". Asimismo, se puede decir "quítame una foto", en lugar de "sácame" o "hazme" una foto. Con lo fácil que es comprender que se saca la lo que previamente se ha metido, y se quita lo que antes se ha puesto. Sin embargo, muchos españoles no siguen ese razonamiento

Son muchos los libertarios que me indican lo familiar que les resulta el verbo sentir con el significado de "oir". Así, Luis Cuadra (Tudela, Navarra), Alfonso Bayona (Pegalajar, Jaén), Luis Asensio (Almería). Javier Aymerich anota que esa equivalencia la ha registrado en los ambientes cinegéticos de Soria, Zamora, Burgos, Guadalajara, Ciudad Real, Albacete, Toledo, Cáceres, Badajoz, Jaén y Granada. Así pues, me desdigo de mi afirmación sobre la influencia catalana de "sentir" (= oír). Es algo común en toda España. Queda dicho que la equivalencia procede del latín nutricio. Fue una suerte que España fuera una colonia romana durante varios siglos.

José Luis Palacios aduce que la variante del uso del condicional es vez del pretérito imperfecto de subjuntivo ("si sería" en lugar de "si fuera") se da también en la Montaña (ahora Cantabria, nombre que se impuso oficialmente a fines del siglo XVIII). Aprovecha don José Luis la ocasión para decirme que, si se dedica profesionalmente a la Sociología, es por haber leído en su día mi Manual de Estructura Social de España (1974). Dios sea loado. Creo que, con el título de ese libro, sugerido por el editor Gabriel Tortella, se impuso la nueva denominación de la correspondiente asignatura en la entonces naciente carrera de Sociología. Ahora me parece que es mucho suponer la creencia de que España constituya una "estructura" (= armónico juego de las partes de un todo). España es una nación, pero son bastantes los españoles que no quieren formar parte de ella.

Moisés Domínguez Núñez (Badajoz) recoge algunas voces típicas del dialecto pacense:

  • fechar (= cerrar la puerta)
  • albariños (= albaricoques)
  • bruños (= ciruelas)
  • fridiños (= judías pintas)
  • bolindre (= canica)
  • lambuzo (= goloso, zalamero)
  • chova (= mano izquierda)
  • tina (= bañera)

Supongo que habrá algún libertario de otra región a quien también resulten familiares algunas de esas palabras. Estamos en lo de siempre: los localismos no lo son tanto. Sin embargo, los auténticos localismos enriquecen el idioma común.

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