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Amando de Miguel

Hablemos de ideas

Hablamos poco de ideas, demasiado de personas.

Tómese lo que sigue como una autocrítica del gremio de doxólogos o comentaristas, al que pertenezco. Hablamos poco de ideas, demasiado de personas. Nos privan las negritas. Seguramente es lo que desea la audiencia, el público lector, pero me da que se trata de un error por nuestra parte. Más bien parece un efecto mimético respecto a la prensa del corazón, las tertulias deportivas o taurinas. En esos casos modélicos todo gira en torno a personas, personajes y personajillos.

Ha sido todo un espectáculo la "ronda de contactos" para formar Gobiernos municipales y autonómicos (regionales). La expresión puede parecer obscena, pero realmente se acomoda a una comedia de enredo con la entrada y salida de los sedicentes líderes de todos los colores. Son los que viven de ajuntarse o no ajuntarse. Qué contentos les pone el sacrificio de dedicarse "al servicio de los ciudadanos y las ciudadanas". Realmente, se trata de las ganas de mandar, un alcaloide de la lujuria.

Los epónimos que dirigen unos u otros partidos o partidas acaparan tanto la atención que están llenos de ocurrencias a cual más disparatada. Vienen obligados a satisfacer las expectativas de su público. No me extrañaría, por ejemplo, que los nuevos ediles pamplonicas propusieran la supresión de los sanfermines. El argumento sería el de no hacer sufrir a los animales (me refiero a los toros). En Madrid se espera que el arco triunfal de la Moncloa, en cuanto traduzcan las frases latinas, se dedique a las Brigadas Internacionales.

En lugar de tantas ocurrencias y propuestas no estaría mal que se discutieran algunas ideas. A los contribuyentes nos gustaría saber en qué puedan consistir los nuevos populismos, ahora hegemónicos. Sus líderes, tan fotografiados con los brazos en cruz, nos podrían dar algo de doctrina. Parece poca la que contienen las iniciativas de "renta básica universal" o "elecciones primarias", entre otras de parecido jaez.

De momento, interpreto que la suma de propuestas de las fuerzas emergentes acaba en menos ganas de trabajar del personal y más subvenciones públicas para los amiguetes. Pero resulta que esas dos tendencias han sido las causas primordiales de la crisis económica de 2007 (y no de 2008, como suele decirse). Ahora que íbamos a salir del hoyo nos espera una nueva recaída. Algo habría que pensar. Concluidas las libidinosas "rondas de contactos" se necesita que nuestros próceres se pongan a parir ideas.

Lanzo algunos estímulos para que los nuevos Gobiernos se pongan a trabajar. Son de índole práctica y para abrir boca:

  1. Cómo se va a transformar el esquema de más de 8.000 municipios en unos 500. La reforma se ha hecho en otros países. Nos favorece la palabra ayuntamiento.

  2. Cómo se van a financiar los partidos, plataformas, sindicatos y patronales, prescindiendo de subvenciones públicas, directas o indirectas.

  3. Cómo se van a organizar media docena de verdaderas universidades, en las que el grueso de profesores se dedique realmente a la investigación científica.

  4. Cómo se van a seleccionar los dirigentes políticos y cargos públicos en atención a sus conocimientos y experiencia.

  5. Cómo se va a lograr que los estudiantes y trabajadores rindan un poco más en su tarea.

El lector atento seguramente podrá añadir muchos más puntos que requieren ideas imaginativas.

En España

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