Cosa extraña. Cada vez noto un mejor nivel en las personas —por lo general talluditas— que asisten a las conferencias. A la par, el nivel desciende en los estudiantes que van a clase; los que no asisten a clase todavía peor. Es como si fueran dos países. A lo mejor lo que forma es la vida. A este paso cerramos las universidades y abrimos más salas de conferencias. Es un disparate lógico, claro está. Pero algo hay de cierto en que las personas que trabajan se estimulan intelectualmente más. Espero con curiosidad los resultados de la teleconferencia en muchos hogares.
Todos los derechos reservados
!-->