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Amando de Miguel

Incorrecciones y abusos

Sostiene Jaime Méndez Martín que la locución "en base a" es errónea. Según él, habría que decir "con base en" o "basado en". No hay que hilar tan fino. Como tantos otros casticismos, "en base a" procede del lenguaje culto, en este caso del forense. El "en base a" a mí me resulta malsonante, pero por su uso repetido, y no digamos el otro casticismo "a base de". No suelo recurrir a ninguna de esas expresiones, pero reconozco que están en el habla popular. Dichas por un taxista madrileño pueden tener su gracia. Hay que contar con ellas en la literatura de ficción. Por ejemplo, "comimos hasta reventar a base de bien". La consulta la hace también Javier Gómez-Ferrer Sement, estudiante de Derecho, "En base a" es parte de la jerga jurídica.
 
Antonio Grande (junto a otros muchos) me señala el desparpajo con que los comentaristas deportivos hablan de que "el equipo gana de tres puntos" o los que sean. Ignoro de dónde viene ese retorcimiento del idioma. Toda la vida de Dios los equipos han ganado por los puntos que fueran. Nada se puede hacer. Los comentaristas deportivos no leen esta seccioncilla.
 
Alejandro Ocaña, de Málaga, se queja de la expresión "la climatología" para indicar el paso de algún meteoro, como la lluvia o la nieve. En todo caso, bastaría decir "el clima". Tiene razón el malagueño. Aunque se trata de un abuso retórico, no tanto de un error. Cabe la licencia de apelar a un abstracto científico para subrayar un aspecto más común. Por ejemplo, si pasa una señora estupenda de cuerpo, cabría admirar su "anatomía". De una persona particularmente sagaz podríamos decir que "tiene mucha psicología". Por lo mismo, la nieve (fuera de las estaciones de esquí) puede ser una "climatología adversa" de forma un tanto retórica. Por cierto, en esas expresiones escribo las respectivas ciencias con minúscula porque no hay una musa detrás, no las utilizo en serio, sino de modo analógico. Quizá lo que molesta, como en tantos otros casos, es el abuso, la metáfora reiterativa.
 
Indignado me escribe Francisco Manuel de la Chica Carreño porque le rompen la sonoridad de sus apellidos al llamarle "señor Chica". Tiene razón, él es "el señor De la Chica". El error lo considera "un atentado gravísimo e inadmisible para la propia dignidad e identidad personal". Menos lobos. En el sistema de clasificar o listar nombres en castellano, De la Chica vendría ordenado por la C, no por la D. En mi caso yo tendría que venir por la M, no por la D. Aun así, muchas veces se sigue el sistema inglés, por el que mi nombre o el de mi corresponsal vendrían clasificados por la D. En la convención española yo me encuentro ordenado alfabéticamente como "Miguel, Amando de". En inglés sería "De Miguel, Amando". Son convenciones. No hay error ni, mucho menos, se atenta contra la dignidad.
 
Jesús Ignacio Montiel me llama la atención sobre un pleonasmo muy repetido: "persona humana" o incluso "derechos humanos". La misma observación la hace Miguel García Ros. Cierto es que todas las personas son humanas, aunque están también las personas jurídicas o entidades, que asimismo tienen derechos. Por otra parte, también hay derechos de los animales, aunque siempre en interés de las personas. El pleonasmo quizá venga del inglés, donde "human" no tiene tanta fuerza como en español o en latín.
 

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