Hay un modelo de investigación científica oficial cada vez más lastimoso. El principio es que no se remunera el tiempo de los investigadores. Solo se pagan los gatos inventariables (comprar ordenadores), dietas y viajes. Resultado: se inflan y se falsean los presupuestos. En definitiva, se despilfarra el dinero público. Es igual a escala nacional o autonómica. Los proyectos se conceden mediante la evaluación de los colegas. El método supone un mecanismo de protección recíproca: hoy por ti, mañana por mí. La consecuencia es cada vez más dinero y peor calidad. Hay excepciones, claro está. Lo que critico es la tendencia.
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