Entre las Navidades y las rebajas estamos en plena apoteosis del regalo. Parece que el acto de regalar es universal, de todos los tiempos. El regalo implica reciprocidad, por lo que se convierte en una cadena sin fin. Pero el regalo comercial, ostentosamente envuelto, para celebrar algo es algo característico de nuestro tiempo. El buen regalo es el que se da, no tanto el que se recibe. La venta cotidiana no se comprende si no hay algún regalo por medio, aunque sea las humildes ofertas, las rebajas. La planta baja de los grandes almacenes se dedican a artículos de regalo.
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