Lo dijo hace unos días el embajador de España en Indonesia. La pregunta era si podía haber españoles en la lista de víctimas del atentado de Bali. La respuesta: “La probabilidad es el 50%”. Es decir, el ministro no tenía ni idea, pero no se atrevió a declarar su ignorancia. Si yo tiro una moneda al aire, hay un 50% de probabilidades de que salga cara; las mismas de que salga cruz. Esto es, ignoro lo que va a salir.
El lenguaje es traicionero. Otra manera de disimular nuestra ignorancia respecto a un suceso futuro es decir que “seguramente” tendrá lugar. Equivale a confesar que la probabilidad de que ocurra es baja.
La peor confusión es entre el “debe de ser” (alguna probabilidad aceptable) con el “debe ser” (es bueno que sea). Es tal la confusión que muchas personas insisten en que “debe de ser” cuando quieren decir que “es bueno que sea”. En ese caso baila frenéticamente la noción de probabilidad, que es el grado en que puede suceder algo.
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