Los ricos siempre llegan tarde, téngolo observado. Siguen el modelo de la Casa Real, cuyos personajes deben llegar al final, con toda la concurrencia esperando. A los que llegan tarde siempre se les saluda más efusivamente. Si están tan ocupados es que deben de tener especiales responsabilidades. Hay otro toque de impuntualidad todavía más elegante: retirarse antes que los demás. Los ricos deben despreciar las copas y canapés, el café. Por eso se despiden antes de que se vayan los demás. Es un arte este de reunirse y marcharse. Confieso que yo suelo ser puntual, un rasgo ruralizante, de hortera.
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