No solo las crisis económicas aparecen como recurrentes. Son muchos más los fenómenos sociales y políticos, de trascendencia histórica, que presentan la virtud de repetirse, aun con las naturales peculiaridades de su tiempo y su localización. Esa insistencia puede parecer aburrida, pero presenta el atractivo de que se aprovecha el conocimiento del pasado para explicar el presente e incluso tratar de anticipar el porvenir.
Se ha hablado muchas veces del "nuevo orden internacional". Es así por definición, aunque se sospecha que en lo sustancial varía poco. En los tiempos que vuelan se ha convertido en un lugar común referirse al peligro de la invasión de China sobre el mundo entero. Pero hace más de un siglo se puso de moda lo del "peligro amarillo" para algo parecido. No pasó entonces de una cierta influencia estética. Ahora es algo más serio. Por ejemplo, en España residen más de cien mil chinos, por lo general muy trabajadores y pacíficos. Más significativo es el hecho de que, antes y ahora, los valores de la civilización occidental acaban por introducirse en la vida de China.
Las noticias de estos últimos meses nos hablan de una creciente tensión entre el régimen de Corea del Norte y sus vecinos, los protegidos por los Estados Unidos. Se trata de una repetición de la Guerra de Corea de los años 50 del pasado siglo, ahora con la amenaza de armas nucleares. Entonces y ahora el foso del palenque se halla en el paralelo 38, que cruza la península de Corea. Es una atroz insistencia en la localización de los conflictos armados.
Después de la II Guerra Mundial se rompió la ocasional alianza de los Estados Unidos con la Unión Soviética para comenzar una larga guerra fría entre las dos potencias nucleares. Cada una de ellas representaba un modelo de organización: capitalismo contra comunismo. Ahora funciona un extraño capitalismo en Rusia, pero sigue la confrontación latente con los Estados Unidos; se añade la Unión Europea del lado plenamente capitalista. Es una nueva versión de la guerra fría. De momento, se enfrentan indirectamente en algunos territorios liminares, como Siria o Ucrania. En su día, la Unión Soviética se desmoronó porque no puedo soportar el coste de la permanente carrera armamentística con su rival norteamericano, mucho más rico. A saber lo que hoy podrá ocurrir en esa nueva versión de la guerra fría. Disponemos del nuevo dato de la extraña buena relación entre Trump y Putin, pero tampoco fue mala la que unió ocasionalmente a Stalin con F. D. Roosevelt. Ambos bandos siguen representando mundos enfrentados.
Otra repetición es el "peligro turco". Durante siglos fue una continua amenaza para Europa, pero ahora se plantea la entrada de Turquía en la Unión Europea. Parece un disparate, pero es un hecho que hay ya cientos de miles de turcos residentes en los países de la Europa central. Turquía recibe cuantiosas ayudas económicas por parte de la Unión Europea para que contenga la invasión pacífica de los refugiados que piden asilo en la Unión Europea. El hecho es que Turquía representa un régimen cada vez más favorable a la dictadura y el islamismo radical. El famoso "peligro turco" sigue acampado en el alfoz de Viena.
Las grandes guerras del pasado se producían después de una fase en la que los Estados dedicaban un gran esfuerzo a armarse. Ahora mismo no se vislumbran grandes guerras, excepto la latente y desigual del terrorismo. Lo que ocurre es que hacen su agosto los fabricantes de armas en unos pocos países. ¿Se repetirá la Historia también por este lado?
Si la Historia se repite (y no siempre como farsa) es porque el repertorio de pasiones humanas es muy limitado, casi siempre el mismo.