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Amando de Miguel

La ingenuidad de los negociadores

Últimamente, las noticias internacionales giran sobre laboriosas negociaciones que duran meses y deben de costar una millonada de euros o dólares. (Ambas monedas se aproximan en valor; estarán pronto a la par). Veamos el caso de Grecia. Resulta que los dadivosos emisarios de la Unión Europea han quedado bastante satisfechos de las negociaciones. Ignoro por qué. Todo el mundo sabe que Grecia no va a pagar los préstamos, ni siquiera los intereses. Se dirá que el préstamo se da con una serie de duras condiciones (que ahora dicen "condicionalidades"). Corriente, pero también sospechamos que Grecia no las va a cumplir. ¿En qué cabeza cabe que, si el Gobierno griego sube el IVA, sus vasallos vayan a pagarlo religiosamente? Antes bien, lo que va a pasar es que aumentará el fraude fiscal, que es ya cuantioso.

Tampoco es muy de fiar la cláusula de empeñar unos activos, propiedades del Gobierno griego, como prendas de seguridad. Se sospecha que, a la hora de ejecutar esas propiedades públicas, surgirán complejos litigios de Derecho Internacional, que harán todavía más gravoso el asunto. Ojalá me equivoque, pero mi suspicacia se apoya en el hecho de que Grecia no es una democracia homologable con el resto de las europeas, y menos si la dirige un Gobierno antisistema.

La historia se repite con las negociaciones entre los Estados Unidos (al lado de sus socios) e Irán. Todos parecen estar muy contentos. Todos, menos los israelíes, los que ven las orejas al lobo. No entiendo nada de armas nucleares, pero me parece claro que, con este acuerdo, Irán va a poder fabricar y lanzar obuses atómicos con toda facilidad. La cautela de los "inspectores" que vayan a supervisar los arsenales es de una ingenuidad pasmosa. Habría que retroceder hasta los años 30 y la política de "apaciguamiento" frente a Hitler. Mal acabó la cosa.

Nos encontramos en un clima político antimaquiavélico; también a escala doméstica. ¿Es que alguien se puede creer que los "podemosos" españoles vayan a ser "socialdemócratas de toda la vida".? No hay más que ver el experimento. Los de Podemos gobiernan en algunas capitales y allí han empezado a practicar los trucos populistas de los antisistema. No son nada originales. Sus ocurrencias las hemos visto en Venezuela, nuestra sufrida hermana. La única ventaja para nosotros es estética. Aquí no se ha importado el chándal con los colores de la bandera nacional. Podría protestar el sindicato de trabajadores circenses por competencia desleal.

En España

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