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Amando de Miguel

La liquidación de los paraísos fiscales

Ya es contradicción, paraíso fiscal, pero ahí está el término. Suelen ser territorios minúsculos que viven precisamente de albergar capitales no muy santos, incluso malvados. No se entiende muy bien por qué los países grandes no acaban con esa extraña supervivencia medieval de los enclaves fiscales. Lo que llamamos terrorismo y narcotráfico, aparte de otras tropelías, recibiría un duro golpe; vamos, sería inviable. En la península Ibérica tenemos dos de esos paraísos, bien que modestos: Andorra y Gibraltar. No vale el argumento de que sus respectivas poblaciones están satisfechas con el statu quo actual. La superchería tiene que acabar.

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