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Amando de Miguel

La miseria del politiqués

Hay mil miletillas que son propias del 'politiqués' o jerga política. Por ejemplo: "es moneda de cambio". La expresión es bastante estúpida, pues todas las monedas son de cambio. Quizá no lo sean las de algunos usureros, las de ciertos coleccionistas

 

Debe quedar claro que el vituperado politiqués no es tanto ignorancia o error como repetición ignorante de ciertas muletillas que pueden resultar estragantes. Eso es así porque se va perdiendo el buen gusto, una categoría estética desusada. Luis Cáceres registra algunas de esas muletillas. Veámoslas: (1) "El momento procesal oportuno" (= la oportunidad de hacer algo; nada tiene que ver con un proceso judicial). (2) “Ahora no toca” (una justificación para posponer algo interesante). Añado que era una expresión favorita de Aznar. Me suena que se decía muchos en los colegios marianistas, donde las actividades se hacían a golpe de campana. Si lo sabré yo, que un tiempo campanero en mi colegio. (3) “Lo que de verdad importa a los españoles” (realmente importa al que habla). (4) “Control de los tiempos”. A don Luis le parece una expresión estúpida, y en verdad lo es cuando se repite sin ton ni son. Confieso que no sé qué significa. Quizá sea algo parecido al sentido de la oportunidad. (5) “Amigo de sus amigos”. Se emplea en los funerales. Añado que es una ocasión donde se suelen decir muchas vaciedades. Puede que eso sirva para facilitar el trance del pésame, que ahora se dice “condolencias”.

Jesús Laínz me envía un verdadero tratado sobre el politiqués. Le animo a que lo convierta en libro, de esos suyos tan pugnaces y divertidos. Resumo mucho sus aportaciones. (1) “Puntual”. Sustituye a otros muchos adjetivos que significan que algo es concreto u ocasional. “Nos encontramos con que los problemas ya no son concretos, ni las circunstancias especiales, ni las ocasiones señaladas”. El politiqués prefiere decir que todas esas circunstancias son puntuales. Por lo mismo, las lluvias no son esporádicas o dispersas sino puntuales. (2) “De cara a”. Sustituye a “por lo que se refiere a, en cuanto a, en relación con”. Añado que lo molesto es la reiteración. Es una expresión favorita de los que anuncian en la tele el tiempo atmosférico. (3) ”Generar”. Dice don Jesús que de nuevo lo molesto es la pobreza del lenguaje de los hombres públicos. “Las borrascas ya no se forman ni se desarrollan, se generan…Ya no se provocan reacciones, ni se gestan problemas, ni se causan daños, sino que todas esas cosas se generan”. Por lo mismo “se generan puestos de trabajo, esos que antes se creaban”. Incluso “las víctimas del terrorismo, que no ha sido asesinadas, sino generadas por ETA”. (4) “Finalizar” sustituye a muchos otros verbos. “Los partidos de fútbol no terminan, ni los noticiarios concluyen, ni los plazos vencen, ni los contratos se extinguen”. Adivínenlo: todos finalizan. Don Jesús ha detectado incluso este retorcimiento: “Fulano de Tal finaliza de llegar al juzgado”.

Hay mil muletillas más que son propias del politiqués. Añado algunas que anoto en mi libretilla porque me llenan de admiración y a veces de hartazgo, cuando se repiten sin ton ni son. (1) “Es metafísicamente imposible”. No sé muy bien lo que quiere decir. Desde luego, nada tiene que ver con la metafísica, ni siquiera con la imposibilidad. En la práctica significa que algo es poco probable. Es un recurso típico del lenguaje hiperbólico al que tantas veces acuden los hombres públicos (y naturalmente las mujeres públicas). (2) “Es moneda de cambio”. La expresión es bastante estúpida, pues todas las monedas son de cambio. Quizá no lo sean las de algunos usureros, las de ciertos coleccionistas. Realmente, lo que se quiere decir es que algún trueque o intercambio no se considera lícito u oportuno. Es una forma rebuscada de decirlo. (3) “Irse de rositas”. Es un plebeyismo muy gracioso, pero, cuando se repite, resulta cansino. Otro término parecido, por su procedencia del hampa, es “comerse el marrón”, una expresión escatológica de muy mal gusto. Pero queda dicho que el politiqués es precisamente la apoteosis del mal gusto. Lo malo es que empieza por los políticos y luego se nos pega a todos.

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