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Amando de Miguel

La necesidad de viajar

Durante siglos el viaje placentero afectaba solo a una minoría privilegiada. Otros viajaban por necesidad, los que hoy consideraríamos marginados: mendigos, afiladores, recadistas, buhoneros, además de clérigos y militares. Hoy las cosas son de otro modo. El viaje se ha convertido en una necesidad primaria, como comer o lavarse. Especialmente, al llegar el verano nadie parece estar a gusto en su sitio. Hay que viajar; cuanto más lejos, mejor. Si luego se cuenta, es la plenitud. En eso consisten las vacaciones: contar dónde ha estado uno. En un lugar donde hace mucho calor y se come peor que en casa.

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