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Amando de Miguel

La obsesión de las tertulias

J.M. Estebarranz escucha con gusto la tertulia de Carlos Herrera en Onda Cero y dice que le "da grima cuando oigo las inelegantes diatribas personales del vasco contra usted". Supongo que se refiere a José María Calleja.

Encuentro a muchos libertarios obsesionados con las tertulias de la radio o de la tele. José Antonio Romera Gutiérrez vuelve a inquirir por qué no estoy en la tertulia de César Vidal. Ya me gustaría, pero asisto regularmente (los miércoles) a la de Carlos Herrera en Onda Cero y no es elegante simultanear dos tertulias en el mismo medio. En este caso me refiero a la radio.

Bilandjose (por lo que pone en el correo) me echa en cara que participe a veces en "esa horterada de programa [de Intereconomía TV] llamado Dando vómito o caña". Se llama Dando caña y lo dirige de lunes a viernes un gran profesional, Javier Algarra. He asistido alguna vez como invitado. Ahora voy a ir más regularmente a ese mismo programa en los domingos. Lo dirige Gonzalo Altozano, que hace una tertulia muy relajada, muy informada y en la que me siento muy a gusto. Supongo que a Bilanjose o como se llame le gustaría participar en ella. La envidia, Señor.

José María Navia-Osorio asegura que las tertulias de la tele le gustan poco, pero hace una crítica muy detallada de ellas; luego las ve. Critica la tendencia a que hablen varios tertulianos a la vez. Lo mismo digo. También acepto la crítica de que algunos tertulianos son tan fijos y tan machacones que ya se sabe lo que van a decir. No sé si darme por aludido, pero es que uno tienen sus ideas. A don José María le gusta más el formato de debates entre dos personas. Para mí el formato ideal sería el de un buen moderador con dos o tres personas de tertulianos y cuyo contenido no fuera monográfico. Lo que no soporta el de Oviedo es la "tertulia a gritos" de Telecinco. De nuevo estoy de acuerdo.

Juan A. Marín es seguidor de tertulias, pero echa en falta "la voz de la calle". Creo que exagera, pues ahora es moda que la "calle" intervenga a través de los SMS o los votos a algunas preguntas. En Telemadrid, Melchor Miralles ha empezado con la fórmula de añadir algunas intervenciones de los espectadores. Francamente, todos esos recursos me resultan un poco forzados. El género de opinión debe hacerse con los profesionales que sepan apreciar el latido de la "calle". Si de la "calle" sale alguna voz interesante, lo mejor es que pase a formar parte del elenco de contertulios o de articulistas. Yo aquí dije que Santiago Abascal podría ser un buen contertulio y efectivamente lo ha sido recientemente en Veo7. Es de los que no interrumpen.

J.M. Estebarranz escucha con gusto la tertulia de Carlos Herrera en Onda Cero y dice que le "da grima cuando oigo las inelegantes diatribas personales del vasco contra usted". Supongo que se refiere a José María Calleja, el de la ávida locuacidad. Bueno, el hombre tiene sus partidarios de sus ideas y de su estilo. Añade don o doña J.M. "¿Los tertulistas no se jubilan?". Espero que no lo diga por mí, pero está bien visto lo de la constancia y la contumacia de algunas voces en las tertulias.

En mi Facebook me he referido abundantemente al tertulianés, la jerga de los tertulianos. No es cuestión de repetirme. Sigo apuntando muletillas y comodines. En la tele es más llamativo ese lenguaje, sobre todo porque se añade el lenguaje corporal. Fíjense en el recurso estético de las camisas oscuras o negras para los varones y en la ostentación de bustos seductores para las mujeres. Observen bien a las personas que sudan mucho. Me fascina la sonrisa boba de algunos turiferarios del Gobierno. Hasta para sonreír hay que tener dotes.

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