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Amando de Miguel

La pérdida del endecasílabo

No es el lugar para un elogio del endecasílabo. Estamos ante la pieza más noble y universal de la métrica. A su vez, la mejor organización de los endecasílabos es el soneto. Los profanos no tenemos por qué hacer sonetos con endecasílabos bien pertrechados de acentos. Basta con la condición mínima de que tengan 11 sílabas. Yo suelo aconsejar a los estudiantes que se desahoguen construyendo algún soneto que otro, ya digo, que sin pensar demasiado en los acentos. Pero al menos que se cumplan las condiciones elementales de dos cuartetos y dos tercetos con endecasílabos. Ya me ha ocurrido varias veces y por eso lo señalo. Algunos alumnos escriben los correspondientes sonetos con sus 14 versos bien rimados, pero los versos no son endecasílabos. Ignoro por qué ese horror a las 11 sílabas. Habrá que inventar un nuevo tipo de soneto, el “soneto estudiantil” con verso libre.

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