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Amando de Miguel

La polémica de la dichosa tarta

He cambiado de parecer. Los gráficos de tarta no son tan disparatados como yo decía.

Me siento abrumado por la cantidad y calidad de correos que recibo en contra de mi apreciación de que los gráficos de tarta no son muy expresivos. Selecciono solo los que parecen ser "de Ciencias"; me parecen los de mayor autoridad.

José Antonio Martínez Pons arguye que la ventaja de los "diagramas sectoriales" es que permiten una comparación rápida. Luego entra a dudar de la capacidad medidora y predictiva de las llamadas ciencias humanas o sociales (Psicología, Economía, Sociología, etc.). Su argumento es impecable:

Si los modelos de la Aeronáutica o la Arquitectura fuesen igual de fiables que los de esas ciencias [humanas], yo no me montaría en un avión ni me subiría a un rascacielos jamás de los jamases.

Bueno, tampoco hay que ser tan apodíctico. Las mediciones y predicciones de las ciencias humanas son de forma aproximada. Don José Antonio añade un testimonio que comprendo perfectamente:

Las pruebas de examen con que me obligaban a calificar a los alumnos eran a todas luces inexactas e imprecisas, aunque me pidieran precisión de centésimas.

Lorenzo Martínez me insinúa que no me complique la vida con lo del área del sector. Simplemente en los gráficos de tarta cada sector es proporcional a los grados que representa el porcentaje, siendo el total 360º.

J. Alberto Torrijos remacha que el gráfico de tarta solo se utiliza para dar una visión "rápida y global" de unos porcentajes respecto de un total. Entiendo que lo de "global" debe de ser equivalente a general, sin mayores precisiones.

En definitiva, los gráficos de tarta se utilizan por la facilidad que representan en la comprensión de una distribución de partes de un todo. La verdad es que tantos argumentos me han convencido. O quizá sería mejor decir que me han vencido. Mi razonamiento de la dificultad para estimar a simple vista el área del sector no se sostiene. Así pues, rectifico. Déjenme solo un argumento defensivo un poco más filosófico. Los gráficos de tarta (sobre todo cuando se abusa de ellos) parten de una concepción circular de la realidad. Se habla, por ejemplo, de los "sectores" de la economía o de la industria. Esa idea puede ser demasiado simplificadora. ¿A qué sector económico se podría adscribir un grupo empresarial que contara con fábricas de productos muy distintos, incluso con actividades de diseño industrial, de asesoramiento y otros servicios? La representación por sectores implica que todos los subgrupos sumen 100% y que sean mutuamente excluyentes. Esa belleza numérica no siempre se produce en la realidad. De ahí mi impresión de que en algunos casos los diagramas sectoriales son un poco como los lechos de Procusto. Ya se sabe, si no encajan bien en el conjunto, se recortan las piernas para que no sobresalgan. Ya sé que la comparación puede ser exagerada, pero comprender es comparar, a veces exageradamente. Pero insisto. He cambiado de parecer. Los gráficos de tarta no son tan disparatados como yo decía. Esto de cambiar de opinión le deja a uno muy aliviado

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