Menú
Amando de Miguel

La pregunta del millón de dólares

La situación es muy característica en cualquier medio de comunicación. El entrevistador lanza una pregunta con mucho sentido. El entrevistado no sabe a qué carta quedarse e intenta la gracieta: “Bueno, esa es la pregunta del millón de dólares”. Y se queda tan fresco, como diciendo “No tengo ni idea de cómo se puede contestar a esa pregunta”.

¿De dónde viene esa locución de la “pregunta del millón de dólares? De ningún sitio. En la televisión americana había un famoso concurso en el que, si contestaba correctamente una serie de preguntas, se iba ganando un premio cada vez mayor. Se empezaba con 2.000 dólares y se podía llegar teóricamente a los 64.000. Muy pocos lo consiguieron. Así, pues “la pregunta de los 64.000 dólares” era la definitiva, el salto a la fama. De ahí quedó la expresión de “la pregunta de los 64.000 dólares” como la meta de lo más difícil. Pero no hubo nunca la pregunta del millón de dólares, una cantidad excesiva para cualquier concurso. Pero en España se habla de la pregunta del millón de dólares como si todo el mundo estuviera al cabo de la calle. No vamos a ser menos generosos que los norteamericanos.

0
comentarios