Esto de que los partidos políticos se designen ahora con una palabra (Ciudadanos, Podemos, Ganemos) o un grito (Ahora o nunca, Villadiego en común, Juntos pero no revueltos) estropea un poco el lenguaje. Pero hay que condescender. Estamos ante los partidos emergentes. Son los que acaparan más retazos en las pantallas domésticas. Por algo será.
El otro día, en la tertulia meridiana de Isabel Durán, me quedé boquiabierto al asistir a la intervención de Ignacio Aguado, tan compuesto el hombre. Me dio la impresión de ser un verdadero clon de su jefe por el modo de vestir, de hablar, de gesticular. Está bien que hagan escuela estos nuevos políticos. No voy a reproducir las palabras de Aguado, porque en la tele se las lleva el viento. En alguna vÍdeoteca estarán. Pero sí debo apuntar la impresión que me produjeron. Quedó claro que C´s no va a apoyar al PP para gobernar a pachas la nación. C´s pretende gobernar solo, quizá por el complejo de que no se le tilde de derechas. En la tertulia se vio muy bien que el hoplita del PSOE sabe azuzar para que C´s no se alíe con el PP. Para lo cual hay que convencer al respetable de que el PP representa la extrema derecha Cs es el centro. Esa es la plantilla que hay que llevar a las tertulias. A fe mía, que estos sociatas lo saben hacer muy bien.
No me vale redargüir que C´s ha pactado con el PP en la Comunidad de Madrid. Lo ha hecho a regañadientes y con unas condiciones escrupulosas. En cambio, en Andalucía ese mismo apoyo, en ese caso a favor del PSOE, ha sido con una actitud más laxa. Baste decir que le perdonan a Susana su expresa participación en la obscena concesión minera de la mina de Aznalcóllar. Es un suceso que más parece de una republiquita bananera.
Total que, si C´s no va a pactar con el PP para el Gobierno de España, la aritmética electoral determinará que lo hará Podemos con el PSOE. No hay más cáscaras. Eso será probablemente el fin del PSOE, pero todo el mundo tiene el derecho a suicidarse.
El mismo hoplita que digo se suele deshacer en halagos con los chicos de Podemos. En donde se demuestra que una tertulia de la tele equivale a una auténtica sesión psiquiátrica. Que se lo digan a la avinagrada exministra que, en ese mismo foro, arremetió contra un prestigioso periodista, de origen argentino, invitándole a regresar a su país de nación. ¡Qué dechado de cortesía!