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Amando de Miguel

Las palabras y sus significados

Manuel González reconoce la paradoja que se llame "diestro" al torero cuando el pase llamado "natural" es el que se da con la muleta en la mano izquierda. En cambio, el "ayudado" es el que se da con la mano derecha.

José Mª Navia-Osorio mantiene una discusión generacional en su familia. Él dice "las playeras" para referirse a las que inicialmente eran zapatillas o alpargatas para ir a la playa. Los hijos y la madre ("que traiciona los votos matrimoniales en beneficio de la prole") sostiene que son "los playeros", se entiende "los zapatos playeros". Concluye nostálgico don José María: "Mis delgaditas alpargatas playeras de mi infancia, de tela, no tienen nada que ver con el robusto calzado deportivo actual". Estoy con don José María (en esto como en casi todo), aunque solo sea por solidaridad etánea. Que conste que prefiero "etáneo" a "etario" para decir "de parecida edad". Cierto es que "el calzado" masculino es. Lo mismo se puede decir de "zapato". Pero determinados tipos de calzado más liviano adoptan el género femenino: zapatillas, alpargatas, chinelas, pantuflas, chanclas, chancletas, sandalias, abarcas, almadreñas. Las playeras son el último ejemplar de ese conjunto femenino.

Juan Ponce precisa el significado de algunas acciones que parecen semejantes. Sintetizo sus ideas:

  • explotar: impulsar violentamente los materiales que componen un artefacto por un fallo de los mecanismos. Por ejemplo una caldera explota.
  • voladura: destrucción premeditada de una estructura por medio de una o varias explosiones controladas.
  • deflagración: la forma en la que actúan las pólvoras cuando no están encerradas en un continente.
  • explosionar: destruir intencionadamente un artefacto explosivo para eliminar el riesgo que representa.

Manuel González reconoce la paradoja que se llame "diestro" al torero cuando el pase llamado "natural" es el que se da con la muleta en la mano izquierda. En cambio, el "ayudado" es el que se da con la mano derecha. La explicación quizá esté en que lo "natural" es que la mano derecha agarre el estoque. No se me alcanza otra interpretación.

N. Medellín me plantea la duda entre decir "estoy hinchado de felicidad" o "estoy henchido". El verbo henchir es tanto como llenar hasta rebosar. Creo que le va mejor a la asociación con "felicidad". El verbo hinchar equivale a aumentar de volumen, como cuando se introduce aire en un neumático o se harta uno de comer y beber. En el caso de que se hinche el estómago u otra parte del cuerpo, esa acción suele indicar algo excesivo, anormal o patológico. Así pues lo de hinchar no va mucho con "felicidad". En cambio, no se puede hinchar de orgullo, de vanidad.

Escudero (supongo) argumenta que "la peseta no desapareció, dejó de ser una moneda de uso, sustituida por el euro. Las monedas y billetes de pesetas mantienen su valor y son canjeables por euros en el Banco de España, sin fecha de caducidad y al cambio oficialmente establecido de 166,386 pesetas por euro". Señala también el documentado corresponsal que el cambio fijo de pesetas por euros no tiene en cuenta la devaluación continua que supone la tasa de inflación. Es decir, las "antiguas pesetas" tienen un valor real que difiere según el momento. Así es. Pero aquí discutíamos si tiene sentido la expresión "antiguas pesetas". Yo creo que lo tiene, al menos por una generación.

Claudio Verdú Egea me remite a la página web de Víctor Carbajo donde se coleccionan cerca de 36.000 palíndromos (se leen igual tanto de izquierda a derecha como de derecha a izquierda). A guisa de ejemplo ahí van algunos verdaderamente ingeniosos:

  • Aromática tacita mora.
  • Ya no da sobos Adonay.
  • A mamón Ramón, Omar no mama.
  • ¿Añoras la fatal plata falsa, roña?
  • A su récord rocé, Rosa.
No estaría mal que abriéramos un concurso de palíndromos chispeantes aplicados, por ejemplo, a la política española o a cualquier otro asunto que excitara la curiosidad general. La condición es que la frase propuesta tenga sentido y vaya más allá de una mera concatenación de sílabas. Recordemos el ejemplo clásico: "Dábale arroz a la zorra el abad".

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