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Amando de Miguel

Lenguaje periodístico

La voz deflagración quiere decir "llamarada sin explosión". Para nuestros periodistas parece que quiere decir "explosión especialmente fuerte". Es decir, lo contrario.

Jesús María Ruiz-Ayúcar (Torrijos, Toledo) se siente hastiado por la palabra argumento que los periodistas sacan a relucir demasiadas veces. Tiene razón. Lo de "argumento informativo" es para dar un sentido más dramático a las noticias, como si varias de ellas estuvieran entrelazadas. Otro recurso suele ser el unirlas por una "y" copulativa, aunque esos enlaces no peguen ni con cola.
 
En el lenguaje periodístico se abusa mucho del adjetivo presunto para casos en los que se describe un hecho claramente criminoso. Me lo señala Manuel Rado (Santander). Tiene razón. A veces resulta simplemente ridículo. El término "presunto" debería reservarse para el lenguaje forense. El juez no debe llamar delincuente o criminal a nadie hasta que no pronuncie la sentencia condenatoria. Lo mismo digo de los abogados, fiscales, etc. Pero el público en general, si nos parece que un criminal lo es, lo podemos llamar así sin el presunto, tan refitolero. ¿Que luego es inocente? Pues usted perdone. Los terroristas de Atocha son asesinos sin más a efectos de la opinión corriente.
 
Clipper Ledgard (Lima, Perú) me recuerda lo que alguna vez he comentado, pero que cada vez prolifera más. La voz deflagración quiere decir "llamarada sin explosión". Para nuestros periodistas parece que quiere decir "explosión especialmente fuerte". Es decir, lo contrario. Gracias, don Clipper. Por si fuera poco, me reitera el mismo comentario Luis Argüello (Las Palmas, Canarias).
 
A Jorge Duret le extraña la expresión "en olor de multitud" que se emplea tanto en el lenguaje periodístico. Pregunta: "¿no será en loor de multitud? No creo. Tampoco hay que tomárselo literalmente. No es que el olor de las multitudes sea especialmente agradable. La expresión primera fue la de "en olor de santidad". Se indicaba así que un santo lo era ya porque lo proclamaba el pueblo el mismo día de su muerte, al ver que su cadáver no se corrompía. O simplemente que la opinión del pueblo valía por la declaración eclesiástica. Es fácil pasar al significado de que una persona eminente es aclamada con entusiasmo por el pueblo. A no me repugna lo de "en olor de multitud" si no se abusa mucho de la metáfora.
 
Me parece que ya me he referido aquí a ese ñoñismo tan común de los "más mayores" para no tener que decir a los viejos. Ahora Antonio Cardona Barandiarán me recorta este titular de El Mundo: "Carlos Soria, la persona más mayor que corona el K2". Mi comunicante sostiene que debería decirse, como luego se recoge en el texto, "la persona de mayor edad". Pues ni la una ni la otra. Lo correcto debe ser "la persona de más edad". Cuidado con lo de "mayor", que se presta a confusiones. Claro que nada tan inefable como lo de "los más pequeños" para referirse simplemente a los niños, por ejemplo, en edad de ir a la escuela primaria. "Los más pequeños" serían propiamente los del primer curso, si nos referimos a una escuela, y los bebés o recién nacidos si hablamos de los niños sin más. Últimamente he empezado a oír en la televisión lo de "los más jóvenes" para indicar los adolescentes, los zagales.
 
Juan José Lozano lee enEl Mundoque, al referirse a Franco, lo tratan de "ex Jefe del Estado". Mi comunicante opina que ese tratamiento de "ex" debe reservarse al que fue, ya no lo es, pero está vivo. Tiene toda la razón. Quizá sea un acto fallido. Al tratar a Franco de "ex Jefe de Estado", se implica que el Caudillo está vivo. Pues no, no lo está.

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