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Amando de Miguel

Lenguaje popular

Agustín Remesal (zamorano, residente ahora en Israel) me hace algunas advertencias sobre ciertos localismos que él bien conoce. Por ejemplo, no comparte la calificación de ñoño que doy a la voz “chinchar”, para evitar las versiones más crudas de “chingar” o “joder” (= fastidiar, molestar). Me sigue maravillando el hecho repetido de que el mismo verbo sirva para el goce supremo del tacto y para hacer rabiar a alguien.
 
Don Agustín sostiene que en Zamora se dice retrolicar y no retolicar. ¿No será una corrupción de retoricar (= hablar como los abogados)? Al llegar a esos estratos preliterarios del idioma, me pierdo.
 
Es asombrosa la variedad de expresiones locales para un acto tan personal como es el de llevar a un niño subido a los hombros de un adulto. Aquí quedan registradas algunas de esas variaciones, pero hay más. Las recojo en un cuadro sucinto:
 
informante (localidad o región) expresión
Juan Emilio Domínguez
Aurelio Montaño
Eduardo Amador
José Fernández-Quevedo Egocheaga
Antonio Luna Naveda
David
Santiago Donoso
Octavio Fernández
José A. Carrasco
Emilio Alonso
(Ribera de Navarra)
(Huelva)
(Sevilla)
(Asturias)
(Cádiz)
(Huelva)
(C. Real)
(Cuenca)
(Palma de Mallorca)
(Madrid)
llevar a anquinetas
llevar en cabichocho
llevar a cabrito
llevar a recostín
llevar a borricate
llevar an ca mi chocho
llevar en curretas
llevar a costalete
llevar a cucurumbillo (o a curumbillo)
llevar a ña
 
Por lo que respecta al nombre genérico para los niños, Juan Emilio Domínguez (Navarra) recoge: chavales, chiquitos, mocetes y muetes. José Fernández-Quevedo precisa que en Asturias son guajes (el nombre para los antiguos aprendices de las minas).
 
Miguel Guash (Barcelona) corrobora algunas expresiones populares que se utilizan en Cataluña y en otras regiones. Por ejemplo, “tirar los trastos” (= echar los tejos, enamorar, festejar), “dar un toque” (= telefonear), “quedarse sobao” (= dormirse profundamente), “dar el callo” (= cumplir).
 
Santiago Donoso (Granátula, Ciudad Real) me proporciona algunos términos del habla popular de La Mancha. Los transcribo con gusto:
 
- arruin (= niño, dedo meñique)
- tirar los trastos (= los tejos) o también echar la tranca (= aceptar la petición de mano)
- mangango (= hombre promiscuo)
- zarapeta (= nada de nada, vacío)
- zarruche (= algo que se ha agotado)
- na de na (= nada absoluta)
- nadica pelao (= nada porque se lo han llevado)
 
Elena Murcia Estrada desea saber qué diferencia hay entre estas tres versiones de un dicho: (1) “Si a mano viene”. (2) “Si a más no viene”. (3) “Si a mal no viene”. La única que me suena es la primera. Las otras dos parecen corrupciones. “Si a mano viene” es tanto como decir “si se presenta la oportunidad”. Son cientos las expresiones que se pueden hacer con la palabra “mano”. Por ahí se intuye que la inteligencia reside verdaderamente en la mano. Muchos animales tienen cerebro; pocos pueden disponer de verdaderas manos.
 
María Bastida plantea una intrigante cuestión: la forma de conjugar la expresióndar de síono dar más de sí. Lo mejor es que se mantenga de la misma forma sea cual sea la persona a la que se refiera. Por ejemplo, “el hombre no da más de sí, yo no doy más de sí, los empleados no dan más de sí”. Quizá suene raro cuando salimos de la tercera persona, pero suena todavía peor lo de “yo no doy más de mí” o “los empleados no dan más de ellos”. Mi consejo es que la expresión se utilice solo para la tercera persona del singular o para cosas. Cuando no sea así, se busca algún sinónimo y en paz.

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