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Amando de Miguel

Lenguaje y política

Se discute si los internados en los hospitales tendrían que pagar la comida que se les proporciona. No me parece mal la iniciativa, pero entiendo que antes sería más justo que los presos de las cárceles pagaran su pensión

Luis Lebredo (California) me envía una nota indignada por la conducta indigna de Garzón. La famosa "memoria histórica" de Garzón y sus conmilitones resulta "hemipléjica" para don Luis. La razón es que solo se fija en las atrocidades de un bando en la guerra civil. Esa reducción la explica el de California por el axioma de que "nada da más votos que vender odio". Cavilo que serán votos de la izquierda, aunque más o menos  sea la mitad del país. Se refiere también don Luis a los "crímenes de oportunidad" durante la Guerra Civil, esto es, lo que se hicieron con el propósito latente de venganzas personales. En esos casos se disfrazaban de móviles políticos. Entiendo que eran los crímenes más sórdidos. Pregunto: ¿No habrá en Garzón una aviesa conducta de oportunidad en sus desmanes jurídicos?

José María Navia-Osorio comenta algunos sucesos de la campaña electoral de Asturias. Por ejemplo, se discute si los internados en los hospitales tendrían que pagar la comida que se les proporciona. No me parece mal la iniciativa, pero entiendo que antes sería más justo que los presos de las cárceles pagaran su pensión. Es decir, normalmente los presos tendrían que trabajar. Sostiene don José María que en todos esos casos la palabra "copago" resulta vitanda. Los políticos emplean todo tipo de circunloquios para evitarla. Lo comprendo. Pero añado que el copago, o como se llame, es algo que practicamos habitualmente en muchos servicios públicos. Cuenta don José María una historia divertida. Los dirigentes del Gobierno de Asturias se trasladaron a la ribera del Sella por temor a una inundación. Cascos hizo los cálculos pertinentes de un ingeniero de Caminos, como es él. Para asegurarse le preguntó a un paisano si el río iba a desbordarse. El paisano le contestó inmediatamente: “Tranquilo, que hoy no se desborda”. Y no se desbordó.

Alfonso Blanco-Rivas adapta una conversación entre Colbert y Mazarino durante el reinado de Luis XIV de Francia. Se trata de lo que hay que hacer para pagar los gastos crecientes de la Corte. Colbert propone determinadas subidas fiscales. Mazarino, más realista, entiende que ni los pobres ni los ricos van a poder pagar más impuestos. La solución es elevar los impuestos a las capas de la población que no son ni pobres ni ricos. Entiendo que la historia se puede aplicar hoy todavía con mayor propiedad. En efecto, los impuestos, tasas y otros tributos recaen fundamentalmente sobre las capas medias de la población.

José Antonio Martínez Pons (Mallorca) cuenta que, durante un tiempo, el nombre de la capital de Menorca, Mahón, el conglomerado de izquierdas y nacionalistas intentó que se llamara "Maó". Era algo que nunca había figurado en los mapas. Ahora que el PP ha vuelto a gobernar en las Islas, se ha recuperado el topónimo de "Mahón", como toda la vida de Dios. Pues bien los que así lo han decidido son tachados por los nacionalistas y las izquierdas de "feixistes". Es un comodín ahistórico ese de tildar de fascistas a los que tienen otras ideas. Añado que, por ejemplo, los romanos podrían haber llamado "fascistas" a los cartagineses. Recuerda don José Antonio que Unamuno propuso sustituir la palabra "fascismo" por la voz más castiza de "fajismo" (de fajo o haz). Es una idea.

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