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Amando de Miguel

Los 150 versículos del credo socialdemócrata

Tan socialdemócratas son las 150 propuestas que casi todas las podría adoptar tranquilamente el PSOE, “si oviese buen señor”

El número 150 es una curiosa constante cultural. Equivale al tamaño modal de habitantes que componen las aldeas de todas las culturas. Es también el número de efectivos de la unidad militar básica, entre nosotros la compañía. Una orquesta sinfónica se completa con esa nómina de músicos. Por ahí andará la cantidad de amigos y conocidos de cualquier persona, con los que mantiene una relación continua. En fin, 150 han sido las propuestas que acordaron el PP y C´s para formar Gobierno. Ya se ve que han sido efímeras, pero ahí quedan como hipotético programa de Gobierno del centro-derecha, dado que nadie quiere ser de derechas.

Aunque las 150 medidas las suscriben partidos sedicentemente de centro-derecha, lo llamativo es que son ideas típicamente socialdemócratas. Preciso que se trata de la socialdemocracia europea un tanto periclitada, la del periodo que siguió a la II Guerra Mundial. Aquí la llamamos nueva política o regeneración democrática. Siempre vamos detrás.

Tan socialdemócratas son las 150 propuestas que casi todas las podría adoptar tranquilamente el PSOE, "si oviesse buen señor". La razón es que se traducen automáticamente en un inmoderado aumento del gasto público. Se supone que así se conseguirá una mayor igualdad social. No estoy de acuerdo: más bien aumentarán los impuestos, lo que se traducirá inevitablemente en más desigualdad. La socialdemocracia habla siempre de igualdad; menos, de libertad.

La expansión del gasto público no es la que se reconoce en el documento dicho. Crecerá mucho más porque el paquete de medidas se extasía con la creación de nuevos organismos, comisiones, planes, portales y programas de toda índole. Se supone que todos esos entes se van a llenar de cargos a dedo, es decir, digitales. Ahora se entiende la ilusión de que el Gobierno crea empleo.

La medida estrella es un "complemento salarial" de los salarios modestos. Estupendo, a partir de ahora las empresas procurarán bajar los sueldos a los empleados. Así podrán completarse con las ayudas del Estado. Es decir, socialdemocracia en estado puro. Otras medidas son simplemente arbitrismo; por ejemplo, la obligación de finalizar la jornada laboral a las 18 horas. Es difícil saber cómo se va a imponer en el país más turístico del mundo (en términos por habitantes, claro está).

Respecto a la forma del texto en cuestión, se refina el uso del más tradicional politiqués. Por ejemplo, algunas frases ininteligibles, otras sesquipedálicas, orgía de gerundios, jerga tecnocrática, nuevos acrónimos por doquier. Se pueden leer expresiones delirantes en la mejor tradición de "los españoles serán justos y benéficos". Por ejemplo, "fortalecer el valor del envejecimiento", "desarrollar programas de empoderamiento de las mujeres rurales", "igualdad de oportunidades de las personas con diversidad funcional". El premio se lo lleva la propuesta de "convertir en ciudades inteligentes a todas las localidades de más de 50.000 habitantes". Y así hasta el delirio. ¿Quién va a pagar todo esto? Ya se otean los cientos de empresitas especializadas en hacer inteligentes a las ciudades. Luego haremos inteligentes a los pueblos, las pedanías y el campo todo, los bosques, los ríos, los parques temáticos, los parques eólicos. Tampoco estaría mal que se hicieran inteligentes los diputados y senadores.

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