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Amando de Miguel

Los desengañados del PP

Se recordará el axioma de que la frustración genera agresión, aunque solo sea verbal. La frustración proviene en este caso de la confianza que en su día se depositó en el equipo gobernante del PP.

Posiblemente sea un fenómeno natural, el hecho de que los simpatizantes de un partido se desengañen un poco cuando llega al poder. Pero en el caso del PP el hecho es muy pronunciado. Tanto es así que las críticas que pueda recibir el PP en estos momentos por parte de la izquierda son más bien anodinas, estereotipadas, inimaginativas. En cambio las que provienen de personas honradamente conservadoras o liberales son a veces muy ácidas. Es lógico; se recordará el axioma de que la frustración genera agresión, aunque solo sea verbal. La frustración proviene en este caso de la confianza que en su día se depositó en el equipo gobernante del PP. Era visto como gente muy preparada, dispuesta a enmendar los desastres de la etapa de Zapatero. No era difícil, puesto que el de León ha sido seguramente el gobernante más nefasto que ha tenido España desde Fernando VII. Pero ahora viene la frustración. Llevamos ya seis meses de gobernación (ahora dicen "gobernanza"; vaya por Dios) y la situación económica no mejora. Es más, asistimos al triunfo legal de los terroristas vascos. Pero mis opiniones son aquí lo de menos. Me importa más registrar algunas de los eximios libertarios.

José María Navia-Osorio reconoce que "Rajoy no es un líder... Es un hombre sin convicciones, y eso hace que falte a la verdad sin necesidad de mentir. Ha llegado a un punto en el que dice lo que se espera de él a sabiendas de que nadie le cree... En pleno rescate está huido". Añado que la crítica que hacíamos a Zapatero por su orgía del politiqués se empieza a quedar pequeña cuando escuchamos a Rajoy. Habrá que creer en la teoría teológica de la gracia de estado.

Juan Díaz López-Canti me envía una carta abierta dirigida a Rajoy. La escribe en su "condición de sufrido votante del PP". Resumo algunos de sus agravios: la política timorata respecto a los separatistas, la negativa a que los europarlamentarios dejen de volar en clase business, la vergüenza del Tribunal Constitucional. Don Juan se atreve a más, a proponer que se modifique "nuestra más que amortizada Constitución". Como consecuencia de la decepción que le producen todos esos puntos, don Juan avisa: "Mucho tienen que corregir ustedes para que yo, mi familia y cuantos amigos pueda convencer les demos nuestro voto en las próximas elecciones". Ya sé que una golondrina no hace verano (realmente el verano era antes la primavera), pero es que las golondrinas suelen llegar en bandadas. Quiero decir que son legión las personas con las que yo me relaciono, más bien conservadoras o liberales, que no votarán al PP en las próximas elecciones. Harían bien nuestros gobernantes en enterarse de esa corriente de opinión. Comprendo que la situación económica no es buena, y por causas que no siempre dependen de los gobernantes españoles, pero algo más podrían hacer, aparte de freírnos a impuestos.

Luis Bayo me invita a que explique mis recuerdos sobre la TVE de la época de Balbín, Calviño y Cebrián. Puedo dar fe de José Luis Balbín, un gran profesional con quien tuve mucha relación. Aunque pueda parecer extraño, esa televisión era mucho más libre y plural de lo que es ahora. Por lo menos esa es mi impresión personalísima. A mí mismo me parece una conclusión un poco absurda, pero es lo que percibo y recuerdo. Es un error creer que, por cambiar al director de TVE, va a menguar el partidismo. La prueba es que TVE sigue teniendo un tufo hacia la izquierda que tira para atrás. La explicación está en que el grueso de los profesionales que trabajan en esa casa son abiertamente izquierdistas. Concretamente, quienes de verdad controlan TVE son los sindicatos siameses UGT-CCOO. Solo el parte meteorológico se libra del sectarismo.

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