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Amando de Miguel

Orígenes de algunos dichos populares

Después de beber, los soldados se volvían a poner parsimoniosamente esos adminículos. El último gesto era el de calzarse las espuelas al tiempo que se tomaban la última copa, la de la espuela.

Juan Ponce me dice que en las afueras de Salamanca, en la carretera de Valladolid, había un hostal llamado "El quinto pino", quizá porque estaba un tanto alejado del bullicio. Entiendo que "el quinto pino" indica, efectivamente, que algo se encuentra muy lejos, perdido o aislado. Pero quizá también sea un ñoñismo para el equivalente de "en la quinta puñeta", otro ñoñismo para no decir "el quinto coño".

Jordi Cabanes (Barcelona) aporta una curiosa historia para explicar el origen de la expresión "en el quinto pino" (= un lugar perdido o muy lejano), que coloquialmente se dice también "en el quinto coño":

A mi entender la expresión "en el quinto coño" es una deriva soez (más fuerte y más expresiva, por lo tanto) de una expresión del castellano de Cataluña "en el quinto pino" que a su vez es una adaptación de la expresión catalana "a la quinta forca" de origen barcelonés.

Como era habitual en el sistema penal de la época moderna, los cadalsos de la ciudad se situaban progresivamente en los caminos que se acercaban a la ciudad para que quedase claro a los forasteros que allí se hacía cumplir la ley. El sistema barcelonés contaba con cinco cruces de caminos, desde la plaza del Pi de Barcelona hasta el llamado "de la Trinidad" (hoy un barrio situado en la Meridiana), donde se situaban sendas horcas. Como la responsabilidad de las autoridades se acababa con la ejecución y los cadáveres quedaban expuestos durante muchos días, en la Iglesia del Pi se había fundado una cofradía –la "Confraría de la Sang", de carácter privado­­– cuya misión consistía en dar cristiana sepultura a los ejecutados. Para tal efecto se organizaban periódicas procesiones que, a pie, recorrían la distancia entre la sede y las horcas, recogiendo ("amorosamente" según expresión de una crónica contemporánea) los cadáveres y rezando por la eterna salvación de sus almas. Naturalmente, la horca de la Trinidad caía especialmente lejos y se fue identificando como paradigma de una gran y molesta distancia. La centralidad de Barcelona traspasa la expresión al catalán en general y a su vez al castellano de Cataluña. El motivo del cambio de "horca" a "pino" pertenece, en mi caso, al terreno de las conjeturas. Probablemente se deba a la cacofonía que se produce (al menos para un oído catalán) en "la quinta horca". Aunque no hay que descartar que el instrumento físico de la ejecución no fuese una horca construida, como las que nos suministra cierta iconografía (incluida la popular con el famoso juego de "el ahorcado") sino simplemente una horca natural, y para ello el pino parece un mejor candidato que el roble. Al menos por lo que sé de la flora histórica del plano de Barcelona y del Vallés.

Son varios los correos que me aclaran el significado de la "quinta rueda", que nada tiene que ver con la fifth wheel en inglés. El equivalente español a esa fifth wheel sería "un pulpo en un garaje", esto es, algo perfectamente inútil. Pero en el ambiente español del transporte, la "quinta rueda" es un dispositivo muy útil para que puedan maniobrar bien los tráileres o los vehículos articulados. Así me lo transmite, por ejemplo, Vicente Úbeda (Castellón), Juan Ponce y otros. Javier Arroyo precisa que "la quinta rueda" permite maniobrar a los camioneros: "si en marcha atrás han de meter la parte trasera del remolque hacia la izquierda, han de torcer el volante al principio a la derecha y, una vez iniciado el movimiento, cambiar a la izquierda y viceversa".

He recibido muchos correos sobre la expresión de "la espuela" como la última copa que se toma antes de retirarse después de una sesión de generosas libaciones. Javier Velázquez (Jerez de la Frontera, Cádiz) cuenta que la expresión procede de los tiempos de los tercios españoles. Al entrar en la taberna los soldados se despojaban del sombrero, la capa, la espada y las espuelas. Después de beber se volvían a poner parsimoniosamente esos adminículos. El último gesto era el de calzarse las espuelas al tiempo que se tomaban la última copa, la de la espuela. Ya hemos visto que en inglés esa última copa se dice "for the road" (= para el camino).

Pablo Díaz-Sanfeliu recuerda a su abuelo, Jacinto Sanfeliu, veterano barman y fundador de Balmoral, un prestigioso bar de Hermosilla-Serrano. Siempre se refería a la última copa como "la espuela".

Francisco Javier Alberdi incluye un famoso corrido mexicano que dice así:

Me estás sirviendo ya la del estribo,
ahorita que no sé si tengo fe,
ahorita solamente yo les pido
que toquen otra vez la que se fue.

Sobre la polisemia o el equívoco de la expresión "perder el juicio", Javier Vicuña (San Sebastián, Guipúzcoa) recuerda esta copla de su niñez zaragozana:

Por una moza, en la Audiencia
un juicio yo vi perder.
Siempre que se pierde el juicio
es por una mujer.

Raúl González me envía una versión retórica, y por tanto humorística, de un dicho coloquial, el de "cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo". La equivalencia retórica y chistosa es: "cuando el espíritu de Belcebú deambula por los ámbitos del tedio, con el apéndice dorsal extermina dípteros". Aunque parezca mentira, algunas declaraciones de personajes públicos son tan retóricas como la muestra que inventa Raúl.

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