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Amando de Miguel

Otras lenguas y hablas

Ignoro por qué los catalanes se irritan tanto cuando decimos "a más a más, como dicen los catalanes". Es que lo dicen y es un encanto. Para mí que en Cataluña se está perdiendo el sentido del humor a raudales.

David González Clavería (Zaragoza) asiente a la conclusión aquí avanzada de que muchas palabras que consideramos estrictos localismos se usan de la misma forma en otras regiones. En apoyo de esa tesis relata cómo se quedó fascinado viendo jugar a unos niños negros en una calle de La Habana. Jugaban a las canicas, con las mismas reglas de juego que don David recordaba de la Zaragoza de su infancia. No solo eso, los cubanitos empleaban las mismas voces para los lances del juego: chiva, chivita, valedá, guá.

Un madrileño de origen zamorano (cuyo nombre prefiere ocultar) recuerda con nostalgia algunos zamoranismos que ha venido oyendo en su familia. Desea saber si son pertinentes:

  • sardinas (= azotes)
  • satélite (= niño inquieto)
  • peterete o zapatines (= persona apocada)
  • marchar (= irse)
  • mamola (= barbilla)

Algunas de esas voces me suenan. Espero que algún zamorano nos ilustre.

Carlos Medina (Sevilla) comenta con gracia el chasco que se llevan muchos españoles que viajan a Portugal y creen que los respectivos idiomas son fácilmente intercambiables. Pero no es así. Por ejemplo, recuerda don Carlos que esquisito en portugués significa más bien "raro" o "extravagante". Añado que también quiere decir "exquisito", lo que complica todavía más la relación con nuestros hermanos ibéricos.

Gonzalo Díaz certifica el significado de algunas voces asturianas. Así, babayu (= alelado, tontaina), vandayu (= cantamañanas, chisgarabís), curiosu (= aseado, cuidadoso), malcuriosu (= descuidado). Es bueno que las sepamos todos. Me pregunto por qué el idioma asturiano es tan pródigo en palabras despectivas.

Fausto Deza Pulido me cuenta la sorpresa que se ha llevado al viajar por Asturias y ver que algunos topónimos seculares se escriben de otra forma en los carteles oficiales. Así, Covadonga no es tal sino Cuadunga. Don Fausto se alarma ante la posibilidad de que sigan alterándose los topónimos en otras tierras para escribirlos en cahtúo (con hache aspirada), en lïonés (con diéresis) o en andalú. Registrada queda su alarma.

Fidel (Navarra) me sugiere algunos términos del vocabulario popular navarro, seguramente derivados del vascuence:

  • Repetición del verbo al final de la frase. Por ejemplo, "me duele la cabeza, me duele".
  • Chistorra
  • Birica (= embutido hecho de vísceras)
  • Zangarriana (= desfallecimiento)
  • Chungur (= hueso y restos del jamón)
  • Muga (= límite, mojón)
  • Ciriquear (= incordiar)

Jesús Hernández Martínez cuenta una historia deliciosa sobre el modo de entreverar el castellano en el catalán coloquial. Antes de disputarse el partido definitivo de la Champions (Liga de Campeones), que ganó in extremis el Barça, el grito de guerra en el Camp Nou era "sí, sí, sí, nos vamos a París". Los directivos del Barça montaron una campaña para que se coreara "sí, sí, sí, marxem cap a París". Pero no hubo manera. Don Jesús cuenta que, en una tertulia deportiva emitida por televisión, "todos los invitados coincidían en la necesidad de inculcar la consigna en catalán". Pero conectaron en directo con la Rambla, donde se reúnen los seguidores del Barça, y todos coreaban al unísono: "sí, sí, sí, nos vamos a París". Es una estupenda lección de la lengua viva.

Fernando Boneu Companys (Lérida) se lamenta acremente de una expresión coloquial que empleamos a veces en las tertulias de la COPE. Es lo de "a más a más, como dicen los catalanes". Don Fernando considera que es un comentario despectivo y añade: "Señor profesor, ¿cuándo voy a escuchar que ustedes, los contertulios, destacan lo incorrecto, nada académico y nada culto del permanente acabao, determinao, acordao de muchos castellanohablantes?". Vamos a cuentas.

Los participios en ao se toleran perfectamente en el español coloquial, no en el escrito o en el formal. Aun así, siempre se puede asegurar que es una fórmula poco elegante. Pero lo del "a más a más, que dicen los catalanes" no es un comentario despectivo. Son muchos los catalanes que, hablando en castellano, dicen "a más a más", cosa que al resto de los españoles nos llama la atención. En español no tenemos una locución adversativa tan pegadiza y expresiva como el "a más a más", claramente una adaptación del idioma catalán. El Diccionario fraseológico de Manuel Seco y colaboradores trae el "a más a más" como un regionalismo aceptable; yo añado: y simpático. Algo parecido sucede con el "todos los días". Los catalanes castellanoparlantes prefieren decir "cada día cada día". La reiteración no cansa; también resulta expresiva. Ignoro por qué los catalanes se irritan tanto cuando decimos "a más a más, como dicen los catalanes". Es que lo dicen y es un encanto. Para mí que en Cataluña se está perdiendo el sentido del humor a raudales.

No me resisto a transcribir lo que me espetó un empresario catalán en una cena de gala. Se hablaba de usos culinarios. Después de señalar que en Cataluña eran muy apetecibles las tapas de caracoles, el empresario añadió: "¿En España hay caracoles?". Debí de poner cara de estúpido, por estupefacto.

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