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Amando de Miguel

Politiqués y sindicalés

Gabino Fernández Baquero me envía una completa guía del "sindicalés". Es una variante del politiqués, para discursos de los líderes sindicales. Consiste en agregar cuatro tipos de frases.

José María Navia-Osorio vuelve donde solía y me comunica el desastre político en que se ha convertido Asturias. Lo siento de veras. Para ceñirme solo a las cuestiones lingüísticas, señala el de Oviedo la confusión que ahora existe entre longitudinal y transversal. Esos términos aluden a dos procedimientos científicos, que no es ocasión de relatar. Lo malo es que la "transversalidad" se ha convertido en una palabra sin significación precisa, algo así como el progresismo, el centrismo o el consenso. Son voces que impresionan y que nada significan.

Gabino Fernández Baquero me envía una completa guía del "sindicalés". Es una variante del politiqués, para discursos de los líderes sindicales. Consiste en agregar cuatro tipos de frases. Por ejemplo, "La práctica de la vida cotidiana prueba que (I) el desarrollo continuo de distintas formas de actividad (II) cumple deberes importantes en la determinación (III) de las direcciones educativas en el sentido del progreso (IV)". Otra: "Es obvio señalar que (I) la superación de experiencias periclitadas (II) permite en todo caso explicitar las razones fundamentales (III) de toda una casuística de amplio espectro". Se puede combinar siempre una locución de cada grupo para formar una frase igualmente larga con distintas fórmulas. El resultado siempre el mismo: el mayor número posible de palabras con el menor número posible de ideas.

José Antonio Martínez Pons sostiene que con la palabra "democracia" y sus derivados se pueden construir muchas frases sin sentido y muy útiles para los discursos políticos. A mí me gusta mucho lo de "nosotros los demócratas". En donde no se sabe quiénes son los no demócratas.

Luis Cáceres aporta un buen ejemplos de politiqués que podría integrarse en nuestro manual: "Estoy en condiciones de poder afirmar que su sistema de generación sistemática y continua, sin solución de continuidad, de elementos estructurales propios y adecuados para la interrelación comunicativa en el lenguaje oral interactuado entre los elementos representantes de la clase política, es especial y puntualmente digno de ser considerado como algo ingenioso". Hay más, pero no sigo.

Ángel Bonilla hace una disección muy detallada de los elementos del politiqués como una forma de comunicación o de incomunicación. Concluye: "No hay ideas que transmitir, se transmiten a través de una capa de humo de forma vana y generalista. Lo que escuchas u oyes no significa nada y el oyente debe poner todo de su parte para encontrar el mensaje que más le satisfaga. Es la quintaesencia de la falacia". Añado que, no obstante, esa forma de incomunicación prende en muchos de los que reciben la gracia de estado (con minúscula) de un cargo público. Se comprende que los políticos y sindicalistas intenten hablar con la jerga correspondiente porque, de no hacerlo así, podrían arriesgar sus respectivos cargos. Todo menos dimitir. Las amenidades del poder son muy suculentas, esto es, tienen mucho jugo.

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