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Amando de Miguel

Por qué en España no hay un fuerte partido de ultraderecha

En España tenemos la copia en negativo y en tres dimensiones de un partido de ultraderecha: Podemos.

En España tenemos la copia en negativo y en tres dimensiones de un partido de ultraderecha: Podemos.
Cordon Press

La pregunta se halla en boca de todas las personas que se preocupan por algo más que el fútbol. Por cierto, quizá sea el fútbol en España la alternativa funcional a un partido político organizado de ultraderecha. Pero, fuera de bromas, hay más razones para explicar la ausencia que digo.

Si bien se mira, casi todos los partidos del arco parlamentario se comportan ahora como si fueran de izquierdas. Por lo menos en su lado práctico de auspiciar el aumento del gasto público. En cuyo caso, un partido que se declarara verdaderamente de derechas, y no digamos de la extrema derecha, parecería algo extravagante.

Lo anterior presenta un aspecto histórico y psicológico. Es lo que podríamos llamar complejo de la derecha, para que no la asocien al franquismo. El cual no se propuso fundar un partido político, puesto que lo del Movimiento fue una filfa. Tanto la UCD como Alianza Popular y luego el PP han quedado para mucha gente como los "herederos del franquismo", esto es, tiznados de totalitarismo. Lo cual es una falacia, pero funciona. Así, todos los partidos de la derecha quieren alejarse del franquismo y se proclaman "de centro"; realmente se convierten en acólitos de la izquierda.

Hay más razones. Los partidos ultraderechistas de más arriba de los Pirineos manifiestan una especie de nacionalismo, opuesto tanto a la Unión Europea como a los Estados Unidos de América. En España no puede existir un nacionalismo de ese tipo, pues ya tenemos nuestros propios nacionalismos catalanes, vascos, gallegos y lo que haga falta. El acendrado europeísmo de los políticos españoles es otra forma de manifestar el rechazo del franquismo, aunque hayan pasado más de cuatro décadas desde el óbito de Franco.

Y sin embargo en España tenemos la copia en negativo y en tres dimensiones de un partido de ultraderecha: Podemos. Da igual que sus cabecillas se consideren de extrema izquierda, supérstites de la Revolución Soviética de hace un siglo. Los extremos se tocan cuando la línea se hace un círculo. Precisamente ese es el emblema de Podemos, técnicamente el ouroboros, esto es, la serpiente que se muerde la cola. El nicho de un partido que propugne un orden nuevo, una revolución totalitaria, lo rellena perfectamente Podemos. Más auténticos descamisados y vocingleros no puede haber. Podemos estar satisfechos de los chiquilicuatros de Podemos. Para ellos todos los demás son fascistas. Cree el ladrón que todos son de su condición.

Un rasgo de los partidos ultraderechistas de Europa es la xenofobia, el rechazo de los inmigrantes extranjeros (futbolistas excluidos). Pero resulta que en España ese sentimiento no es tan fuerte; los inmigrantes no se sienten tan discriminados como en otros países allende los Pirineos. Por eso aquí, puestos a odiar, se odia a los ricos según la tradición anarquista, tan nuestra.

Lo que sí se echa de menos en el arco parlamentario español es la piedra clave de un partido liberal-conservador. Sobre todo, sea cual fuere el partido, lo que se demanda es que se provea de personas que piensen, que tengan ideas y no ocurrencias. Va a ser difícil (ahora se dice "complicado").

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