La exótica letra <y> presenta una gran utilidad retórica: permite enlazar palabras o ideas hasta el caso extremo en el que esa cópula se convierte en afectación. Es ahí donde se produce el exceso retórico, el barroquismo del lenguaje. En las noticias de la radio o de la tele puede llegar a ser obsesiva la tendencia a unir una noticia con otra a través de la <y>. De esa manera se fuerza un hilo argumental donde no lo hay.
En la parla corriente son abundantes las expresiones barrocas, reiterativas, que recurren a la <y> para dar énfasis al discurso. Lo que consiguen es que se haga muy pesado. Ejemplos:
- lo cierto y verdad". Lo utilizan mucho los juristas.
- "única y exclusivamente". Puede que tenga algún sentido matemático, pero es un exceso.
- "todos y cada uno". Es otra reiteración de los juristas.
- "nada más y nada menos". Es para llamar la atención sobre lo que sigue.
- "de modo y manera". No hay forma de distinguir "modo" de "manera".
- "siempre y en todo caso". Es decir, siempre.
- "puro y duro" Se trata de un galicismo muy bien acogido.
Lo que tienen de común todas esas expresiones es que tratan de impresionar al interlocutor. La frase se alarga y se da una apariencia de rotundidad. De ahí que esa fórmula se utilice mucho en los escritos jurídicos. Todo el mundo considera que los abogados hablan muy bien; por eso son "letrados".
Una función del lenguaje es la económica. Una misma palabra puede significar cosas distintas. De esa forma, con un número mínimo de voces podemos expresar un gran número de ideas. Pero también está el principio contrario, el del derroche de palabras que no añaden nada a la comunicación. Eso es lo que llamamos abuso retórico. Hay muchas formas de esa incontinencia verbal. Una de ellas es el recurso a la <y> que fomenta la reiteración. Recordemos "y de los grandes expresos europeos" o "la Y de Ybarra".