La retórica no consiste sólo en imitar el estilo recargado y ampuloso de los escritores antiguos. Hay también una retórica actual, vulgar incluso, llena de ignorancias, pero que también tiene su atractivo. Por ejemplo, véanse estos pleonasmos o reiteraciones que sirven para ganar tiempo:
- Por activa y por pasiva (= reiterar)
- Puro y duro (= simple)
- Sano y salvo (= superviviente)
- Propios y extraños (= todos)
- Única y exclusivamente (= solamente)
- Total y absolutamente (= completamente)
- Punto y final (= punto final)
Obsérvese el juego de la copulativa <y> que ayuda a reiterar, a convencer. Diríase que el sujeto goza con las palabras; cuantas más, mejor. Hay quien se recrea en decir "por activa, por pasiva y por perifrástica".
Son innúmeros los eufemismos o circunloquios que se emplean en el lenguaje corriente de las personas que pasan por cultas. Anotemos algunas ilustraciones:
- Países de nuestro entorno (casi nunca se refieren a Portugal, Marruecos o Argelia).
- Poner encima de la mesa (= negociar, propuesta de negociación).
- Brillar por su ausencia (no estar).
A veces, el alargamiento de la frase se logra con la elección de una palabra con más letras. Por ejemplo, "matización" (= matiz) o "motivación" (= motivo).
Hay expresiones raras que consiguen una inexplicable aceptación, quizá por su misma rareza. Por ejemplo, "píldora del día después" (= píldora del día siguiente).
Alguna rara vez la retórica consiste en mutilar una frase hecha. Por ejemplo, todo el mundo entiende lo bueno que es "estar a la altura de las circunstancias", por mucho que sea difícil calibrar esa altura moral. Pero ahora se dice también "estar a la altura" una expresión que resulta aún más enigmática.