Menú
Amando de Miguel

Sobre las lenguas de los españoles

Algunos nacionalistas furibundos cuelgan la divisa de "goodbye Spain". Bienvenidos sean por no decir "goodbye State". Obsérvese que los catalanes y todos los demás españoles no pronunciamos "Spain" sino "Espain".

Manuel San Juan Urdiales apoya la tesis de Menéndez Pidal al entender que el español es algo más que el castellano. Por ejemplo, en el español hay palabras de origen catalán, árabe o azteca, entre otras. Los nacionalistas prefieren la denominación de "castellano" para redargüir después que en su respectiva comunidad autónoma no debe hablarse la lengua de Castilla. Añado: vano intento, aunque por lo pronto sirva para aumentar la dosis de resentimiento que acumulamos los españoles.

Antonio Jorge Serra Mallol sostiene que cada una de las lenguas de España tiene su nicho (funciones distintas) y no se establece como posición a otra. Entiendo que así es en buena teoría y así debería ser en la práctica. Mi impresión es que, por mucha inmersión que se haga en las lenguas específicas de algunas regiones, los españoles seguiremos entendiéndonos o desentendiéndonos en español. A no ser que pasemos al inglés, como sucedió en Filipinas. De momento algunos nacionalistas furibundos cuelgan la divisa de "goodbye Spain". Bienvenidos sean por no decir "goodbye State". Obsérvese que los catalanes y todos los demás españoles no pronunciamos "Spain" sino "Espain".

Israel Cabrera asegura que "la voz gallega carallo no es comparable a su homóloga española (o castellana) cojones". No estoy de acuerdo. Son voces perfectamente equiparables en el habla popular sobre todo si añadimos otras dos palabras de la misma serie: coño y carajo. La mayor parte de las veces, ni en castellano ni en gallego, se entienden esas palabras con su estricta significación sexual. Dice don Israel que la frase "tiene los cojones como el caballo del Cid o de Espartero" se refiere a la estatua ecuestre del Cid en Sevilla. Añado que la de Espartero es la que está en la calle Alcalá de Madrid, junto a las escuelas Aguirre. Sin duda el caballo está muy bien dotado.

Ignacio me dice que se siente menorquín por los cuatro costados y en su casa siempre se ha hablado menorquín, si bien él mismo habla y piensa preferentemente en español. Considera que "el menorquín tiene entidad propia" y no está de acuerdo en que sea asimilado al catalán, como una variante más, algo así como el andaluz respecto al español. La clave está en que un menorquín y un catalán se entienden perfectamente entre ellos, como un andaluz y un castellano. No es ningún desdoro hablar una variante del idioma común. Si bien se mira, el habla de un castellano es minoritaria en el mundo hispanoparlante. Claro está, en Castilla, y luego en toda España, se ha producido la gran Literatura escrita en ese idioma, pero también hay una excelente y personalísima Literatura española en tierras americanas. Uno de los grandes oradores que ha tenido la política española fue Antonio Maura, cuyo idioma familiar era el mallorquín.

Nel Calvilla asegura que lo de calificar "a la lengua asturiana como lengua, dialecto, habla o jerga no es una cuestión de opinión, sino de estudio filológico, a no ser que estas diatribas lingüísticas que por su columna pasan sean una especie de programa del corazón o revista rosa lingüística. Si es así, y se puede opinar y decir cualquier memez sin tener que sonrojarse, entonces no hay más que hablar. Gracias por su atención". De nada. Tampoco hay que ser tan despectivo con esta que no es columna sino ágora. Las cuestiones referidas al habla claro que pueden ser objeto de opiniones diversas. Puesto que todos hablamos y nos entendemos o no nos entendemos, todos tenemos derecho a opinar. Pensar que estas cuestiones pueden resolverse con sesudos estudios filológicos es un exceso de cientifismo. Donde se desborda el cientifismo se hace poca ciencia.

Hablando de opiniones. Un tal Minaith, asturiano él, opina que "el bable me parece no ya un dialecto, sino una corrupción o degeneración... El asturiano con ínfulas es castellano traducido vilmente. Si diéramos con alguien que nos hablara así en la vida real, le entenderíamos porque, en efecto, las diferencias con el castellano son mínimas... El bable no existe". Lo que existe es un conjunto de variantes distintas para cada cuenca. Añado que los bables esperan todavía a su Nebrija.

Xino Cabranes opina que el asturiano no es un dialecto del español; en todo caso lo sería del latín. Lo fue, además, del latín vulgar hablado por los pocos soldados romanos que llegaron a Asturias. No entro en las anfractuosidades de la historia. Por lo que respecta a la realidad actual, los bablistas entienden todos el español y lo usan normalmente en sus trabajos y sus relaciones con el resto de las tribus españolas.

José Mª Navia Osorio García-Braga estima que "en cuestiones de habla, los españoles somos más parecidos de lo que creíamos". Recuerda don José Mª el caso de aquel paisano que apareció por su casa trayendo como regalo "una cosa muy típica de su pueblo, a la que llamaban cebollas". Algo así es los que presumen de la originalidad del bable de su valle correspondiente.

En Sociedad

    0
    comentarios