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Amando de Miguel

Tráfico automóvil

Reitero mi opinión de que mal está buscar un culpable en todos los accidentes de tráfico, pues muchos se deben a circunstancias fortuitas. Pero el sesgo contrario también existe, el de eximir de responsabilidad a los conductores que tan mal conducen.

Paz Castro Gasalla quiere hacer un homenaje a Paco Larrea, fundador de la empresa de autobuses Francisco Larrea. Me cuenta una menuda historia que prueba la extraordinaria capacidad de servicio al público que demostró siempre don Paco, un vasco afincado en Madrid, admirado por todos. Puesto que utilizo los "larreas" de cutio, doy fe del excelente servicio de esa línea de autobuses. Ya de paso, doña Paz me envía el significado de algunos localismos:

  • rancio (Granada) = listo, simpático
  • oreado (Granada) = delgado
  • repunante (Asturias) = latoso, pesado

Hablando de autobuses, Ignacio Frías me comunica que los autobuses que hacen la línea Madrid-Jaén reciben el nombre de "pavas". El origen de ese mote está en que la empresa concesionaria del servicio, La Sepulvedana, tuvo en sus orígenes la figura de un pavo como logotipo. Una vez más, debo rescatar un recuerdo personal, pues los autobuses de La Sepulvedana eran los que nos llevaban al campamento de la Granja en la lejana época de la mili. Sería interesante rastrear la asociación de muchos recuerdos biográficos de los españoles con líneas (compañías) de autobuses. Indefectiblemente, los autobuses van ligados al habla regional.

José Antonio Martínez Pons recuerda que, en la Mallorca preturística, la gente llamaba camiona a los autobuses interurbanos. Eran "viejos trastos de morro prominente, bancos corridos o con transportines plegables y una amplia baca a la que se accedía por una escalerilla plegable, donde se acumulaban los bártulos del pasaje". Don José Antonio comenta otra feminización de los vehículos. En esa idílica Mallorca a la moto la llamaban "sa mota". Esa designación se compara con la de "amoto" que se decía en la Península.

Carlos Freire (Quito, Ecuador) duda de que la palabra bus sea un invento argentino. Aduce la prueba de que, hacia 1870, ya funcionaba un servicio de diligencias en Ecuador. Se llamaban ómnibus y la gente se decidió en seguida por el acortamiento de bus. Añado que, en la España del siglo XIX, también se introdujo el ómnibus. Esta es la entrada del Diccionario de Roque Barcia: "Ómnibus: Carruaje público de gran capacidad para llevar gentes por poco dinero de un punto a otro en las poblaciones grandes". No obstante, la apócope de bus no creo que se introdujera en España antes de 1950. Me faltan datos para demostrarlo.

Luis Lebredo (Redlands, California, EE.UU) sostiene que la abreviatura de bus no es ningún invento argentino. Responde a "esa manía americana de acortar los nombres: phone, zoo, TV, etc.". Es cierto, lo de bus es parte de una tendencia norteamericana que convierte las voces sesquipedálicas de raigambre griega o latina en monosílabos. La cuestión está en saber cuándo y dónde se aceptó lo de bus en el mundo hispánico.

Juan Pane razona que en los llamados accidentes de tráfico hay muchos casos que deberían asimilarse a verdaderos delitos o por lo menos imprudencias. Tiene toda la razón. Reitero mi opinión de que mal está buscar un culpable en todos los accidentes de tráfico, pues muchos se deben a circunstancias fortuitas. Pero el sesgo contrario también existe, el de eximir de responsabilidad a los conductores que tan mal conducen. Las personas corrientes no estamos acostumbrados a manejar máquinas tan potentes como los automóviles.

Gonzalo Mayordomo (Villoruela, Salamanca) está en contra del dispositivo en los coches que impidiera pasar de una velocidad dada, por ejemplo, 120 Km por hora. En su opinión sería un disparate quitar la responsabilidad al conductor y trasladarla a la máquina. El dispositivo aludido haría irresponsable la conducción en la ciudad, en otros países o ante otras diversas circunstancias. Me inclino a creer que es mejor trasladar la responsabilidad a los conductores. El problema sigue estando en qué hacer cuando esa responsabilidad no se ejerce. Las multas son impuestos injustos. Quizá sea mejor la prestación personal de los conductores.

José Luis Rodríguez duda mucho de la efectividad del carné por puntos para disminuir los accidentes de tráfico. Añade: "De lo que no tengo duda es de que va a crear unos embotellamientos horribles en las grandes ciudades y en los accesos a las mismas debido al pánico de los conductores a cometer alguna infracción, con lo que el tráfico perderá agilidad". Concluye por elevación: "Esto es lo que pasará por el empeño en regularlo todo que tiene ZP". Yo diría más bien "la obsesión de prohibirlo todo". Claro que se cumple el axioma de que toda prohibición genera su picaresca. La retirada del carné por puntos llevará a que menudee el número de conductores sin carné. Lo cual los hará todavía más irresponsables.

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