Como es sabido (o debería saberse) el pueblo constituye el sujeto colectivo de una democracia. Pues bien, en una democracia estamos con todas las de la ley, pero nadie habla del pueblo, el “demos”. En su lugar se emplean toda suerte de eufemismos y paráfrasis: este país, la ciudadanía, la sociedad, los ciudadanos y las ciudadanas. Por lo menos se podría hablar de los contribuyentes o el vecindario. Aunque lo mejor sería referirse alguna vez al pueblo español (andaluz, catalán, gallego, etc.), sujeto verdadero de la soberanía. En definitiva, el pueblo es quien paga a los que gobiernan o aspiran a gobernar. También es curioso que gobierne en España (y en varias comunidades autónomas) el Partido Popular, pero sus dirigentes tampoco se refieran nunca al pueblo español. Se recurre más a la sociedad española, pero este es un término sociológico más que político. Ignoro a qué se pueda deber ese olvido de una palabra tan hermosa como “pueblo”. En español quiere decir tanto el casco de una localidad como sus habitantes, y, por extensión, la población de un territorio, capaz de tener derechos políticos. Es posible, incluso, asignar rasgos culturales y morales. Por eso se decía antes el “honrado pueblo español”. No, si todavía veremos transformar la denominación de los partidos. Por ejemplo, el PP pasaría a ser “Partido de Este País” y el PSOE “Partido Socialista Obrero de los Ciudadanos y Ciudadanas”.
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro